Por Óscar Riquelme, Senior Business Analyst de SoftServe Chile. 

La seguridad se ha vuelto una preocupación primordial de los chilenos, así lo evidenció la encuesta Pulso Ciudadano de abril de 2023. Los datos revelaron que la delincuencia es vista como uno de los principales problemas del país por el 50% de los encuestados. Además, un significativo 36,8% de la población admitió haber sido víctima, o conocer a alguien de su entorno familiar, que ha sufrido robos, asaltos o intentos de robo en los últimos tres meses.

Ante esta creciente inquietud por la seguridad, es imperativo que las autoridades busquen soluciones innovadoras y completas para abordar el crimen y la violencia de manera efectiva. Una tendencia global que ha cobrado impulso es la implementación de tecnologías avanzadas de vigilancia, como cámaras y dispositivos de Internet de las Cosas (IoT), combinadas con estrategias de prevención del delito basadas en análisis de datos.

Uno de los enfoques iniciales en esta dirección es la instalación de cámaras en lugares estratégicos de la ciudad. Sin embargo, si comparamos la situación de Chile, en particular Santiago, con otras regiones del mundo, encontramos que estamos rezagados tanto en términos de cantidad como de sofisticación de sistemas de videovigilancia. En China, por ejemplo, se han desplegado sistemas masivos de videovigilancia, con un alto número de cámaras por habitante.

En 2023, se inició un plan piloto de televigilancia en Chile, coordinado por la Subsecretaría de Prevención del Delito, en colaboración con la Fiscalía y la Policía. Este plan incluye la implementación de hardware y capacidades analíticas, como el reconocimiento facial y la detección de vehículos robados. Aunque esto representa un paso en la dirección correcta, es importante destacar que la visión por computadora ofrece un vasto potencial de aplicaciones.

Por ejemplo, la visión por computadora puede ser utilizada para monitorear multitudes y generar alertas automáticas. Mediante algoritmos avanzados, es posible analizar y contar personas, identificar situaciones de hacinamiento, detectar comportamientos inusuales y prever posibles emergencias. Esto podría permitir a las autoridades responder de manera más eficiente y garantizar la seguridad pública.

Además, esta tecnología puede ser aplicada para la detección automatizada de anomalías y personas sospechosas en espacios públicos. Los modelos pueden ser entrenados para identificar objetos abandonados, bolsos desatendidos y actividades inusuales, así como para detectar personas usando armas en tiempo real. Estas capacidades podrían ser fundamentales para reducir el riesgo de amenazas y actos delictivos.

Los sistemas de visión por computadora pueden usarse para controlar el tráfico de manera más eficaz, generando datos en tiempo real sobre el flujo y las condiciones de tráfico. También se pueden usar para inspeccionar e identificar áreas de la infraestructura pública que necesitan reparaciones o mantenimiento, lo que contribuiría a la sensación de seguridad y la sostenibilidad de las ciudades. Si bien las aplicaciones mencionadas ofrecen ventajas significativas en términos de seguridad y eficiencia, es importante abordar desafíos éticos y legales, como la privacidad de las personas en espacios públicos, la seguridad de los datos recopilados y la posible presencia de sesgos en los algoritmos utilizados. Sin duda, la evolución de la visión por computadora promete un futuro emocionante, pero también plantea importantes cuestiones que deben ser cuidadosamente consideradas y reguladas.

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