• En Chile, el rol de los docentes va mucho más allá de enseñar. En escuelas urbanas o rurales, especialmente en contextos vulnerables, profesores y profesoras cumplen funciones sociales claves, conteniendo, orientando, detectando señales de alerta y, muchas veces, son el único nexo entre el Estado y la comunidad.

Este compromiso se hace aún más evidente en el caso de los profesores de Educación Diferencial, quienes trabajan directamente con estudiantes que enfrentan Barreras al Aprendizaje y la Participación (BAP). Ellos no solo adaptan estrategias pedagógicas, sino que también son mediadores entre las familias, los equipos educativos y las redes de apoyo, promoviendo inclusión, dignidad y justicia social.

Durante la pandemia, este rol se intensificó. Docentes de aula y de Educación Diferencial trabajaron colaborativamente, entregando guías impresas, conteniendo emocionalmente a estudiantes y cuidadores, e incluso visitando hogares cuando el sistema no daba respuestas. Su labor fue un salvavidas educativo y humano.

Sin embargo, este trabajo es muchas veces invisible. Reconocer su función sociocomunitaria implica mejorar condiciones laborales, garantizar equipos interdisciplinarios y valorar su mirada en la toma de decisiones escolares.

Fortalecer a los profesores y profesoras, especialmente a quienes promueven inclusión desde la Educación Diferencial, es clave para construir comunidades educativas más humanas, equitativas y conectadas con la realidad de sus territorios.

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