El 26 de abril se celebra el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, un tema relevante y desde la Oficina de Transferencia Tecnológica de la Dirección de Innovación destacan la importancia de proteger los trabajos de la comunidad universitaria.

Desde el 2015 a la fecha, el portafolio de Propiedad Intelectual y Tecnologías de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) es de 81 derechos de autor, donde existen manuales, guías, videos y cápsulas, entre otras, de las cuales muchas están relacionadas a la educación en diferentes ámbitos, como medicina, ciencias e ingeniería.  A lo anterior se suman 20 solicitudes de patentes, cuya alza destaca en los últimos cinco años.

Esto demuestra la relevancia de identificar y proteger los resultados de investigación de la Casa de Estudios, algo fundamental porque permite analizar y elegir la mejor estrategia para poder transferir recalcó Iván Gacitúa, ingeniero de Gestión y Propiedad Intelectual (PI) de la Oficina de Transferencia Tecnológica de la Dirección de Innovación de la UCSC, en el marco del Día Mundial de la Propiedad Intelectual, que se celebra cada 26 de abril.

El año 2000, los Estados miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) eligieron este día con el fin de fomentar una mayor comprensión general de la PI. Desde entonces, esta jornada se ha constituido una oportunidad única para celebrar las contribuciones de los inventores y creadores de todo el mundo y para explorar de qué manera la propiedad intelectual contribuye al florecimiento de la música y las artes y a la innovación tecnológica que ayuda a dar forma a nuestro mundo.

Iván Gacitúa destacó que la comunidad UCSC ha apreciado con el paso del tiempo el valor de proteger sus trabajos. “Desde el año 2018 dentro del campus se está generando cultura de Innovación, incentivando la I+D+i+e y transferencia tecnológica, a través de instalar capacidades y la creación de normativas que promueven, incentivan y reconocen la creación de activos de PI dentro de nuestra comunidad”, remarcó.

Mientras que Cristina Donoso, gestora tecnológica, Innovación y Propiedad Intelectual de la Oficina de Transferencia Tecnológica de la Dirección de Innovación de la UCSC, dijo que la implementación de nuevas tecnologías y obras, no solo persiguen el bienestar económico, sino que también busca un propósito más elevado: transformar realidades. En este contexto, instituciones como la Universidad Católica de la Santísima Concepción reconocen el papel fundamental de la colaboración para sacar del laboratorio sus desarrollos de la mano de actores externos, como emprendedores, entidades públicas y educativas, entre otros, para acercar el conocimiento y la propiedad intelectual a las comunidades.

La relevancia de proteger

En la Universidad Católica de la Santísima Concepción existen proyectos que han logrado impacto en el exterior, como el caso de “Filo con la Profe”, de las académicas de la Facultad de Ciencias, Elizabeth González y Valentina Medina.

Elizabeth González, jefa de Carrera Química Ambiental de la Facultad de Ciencias, dijo que “el valor más importante de que el material esté protegido, es que ninguna persona o entidad se apropie del material educativo. De este modo, este recurso puede estar disponible para toda la comunidad educativa, promoviendo así un ambiente de colaboración y aprendizaje equitativo”.

Sumó que, al compartir material con la comunidad, la Universidad no solo fomenta la democratización del conocimiento, sino que también aumenta su visibilidad y reputación como institución comprometida con la difusión del saber. 

Mientras que Yair Bustos, encargado del Centro de Simulación de la Facultad de Medicina e integrante del equipo que desarrolló el dispositivo de simulación clínica de respuesta empática llamado Lucas, un muñeco confeccionado de goma y espuma que es capaz de interactuar como si fuera un niño real, afirmó que la relevancia de tener protegida esta tecnología implica que iniciar el proceso de propiedad intelectual fue un descubrimiento y algo totalmente nuevo. 

“No tenemos formación en esta área de forma inicial. Por lo tanto, la Oficina de Transferencia Tecnológica para nosotros fue crucial en cuanto al acompañamiento, orientación, capacitación y facilitación de los procesos que en realidad desconocíamos por completo al momento inicial. Ellos nos explicaron la relevancia de haber patentado a Lucas, que nació como una necesidad académica, para entrenar habilidades en los profesionales de Enfermería y del resto de las áreas de la salud con respecto a los niños, habilidades comunicacionales y de trato”, explicó. 

Además, destacó que con este desarrollo se dieron cuenta que crearon una tecnología innovadora en Latinoamérica y en varias partes más del mundo, lo que les abrió las puertas a poder desarrollar la primera patente de propiedad intelectual de diseño industrial de nuestra universidad. 

Finalmente, la Dra. Laura Azócar, académica de la Facultad de Ciencias de la UCSC y quien ha liderado iniciativas como el proceso integrado para la producción de biopropano a partir de aceites residuales, manifestó que «Chile es un país productor de materias primas con bajo desarrollo de tecnologías. Esto ha generado una sobreexplotación de nuestros recursos naturales y la necesidad de pagar por propiedad intelectual extranjera en caso del procesamiento de los recursos. Para avanzar en nuestro desarrollo debemos generar tecnología que nos permita no solo producir recursos naturales, sino que también darles un valor agregado. La protección de nuestros productos de investigación a través de patentes u otros medios cobra un rol importante para alcanzar esta meta».

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