Una investigación conducida por el candidato a doctor de la UCM, Sergio Venegas, propone convertir el aula en un espacio de experimentación, donde el error matemático no sea sinónimo de fracaso sino una oportunidad. Venegas, el alumno con más edad del Doctorado en Didáctica de la Matemática, puso en valor la experiencia.

El paso de los años tiene sus ventajas. En general, la destreza, la calma y la sabiduría son beneficios de acumular aniversarios de nacimiento, como expone el candidato a doctor de la Universidad Católica del Maule (UCM), Sergio Venegas.

“Hoy hace falta mayor experiencia en muchos espacios. La experiencia es lo que más habilita para ascender en la escala de conocimientos. Si no dispongo de experiencia y aprendo solo por lo que dice la literatura, el aprendizaje será regular”, señaló.

Venegas, un profesor titulado en la Universidad de Chile, es el estudiante con más edad del Doctorado en Didáctica de la Matemática en el campus San Miguel. Allí ingresó en 2018, lleno de ilusiones.

“Creo que voy a graduarme de 73 años. Estaré de cumpleaños en agosto y debería defender mi tesis en marzo o abril próximos. Seré el primer doctor de mi familia”, sostuvo.

Oriundo de San Fernando, en la Región de O’Higgins, Venegas proviene de un hogar dedicado en sus orígenes a la agricultura campesina.

“Mi mamá, hija de un agricultor viudo con doce hijos, se fue a la Escuela Normal, siendo la primera de la casa en salir a estudiar. Ella le abrió una puerta a una de sus hermanas menores, que fue la primera en entrar a la universidad. Los primeros primos que salieron de la enseñanza media, atravesaron la puerta que abrió mi tía e ingresaron también a la universidad. Yo espero abrir una ventana, para que mi entorno observe y se entusiasme por seguir el mismo camino”, añadió.

Amigo de los errores

Muy lejos de soñar con el alumno perfecto que nunca se equivoca, este profesor retirado reconoce el valor del error.

“En mi tesis propongo agregar el error matemático a la metodología que usamos a diario. Todos los estudiantes se equivocan; la experiencia me dice que nadie puede aprender sin equivocarse en matemáticas. Si alguien te dice ‘esto no está bien’ y por qué y se adopta la dinámica como una metodología de aula permanente, los aprendizajes serían más rápidos, profundos y duraderos”, enfatizó.

Su tesis, titulada “Metodología de enseñanza y de aprendizaje por análisis dirigido del error matemático: una propuesta para estudiantes de secundaria”, incluye un estudio de campo en un liceo de San Javier. 

“De los once Segundos Medios de ese establecimiento -aseveró-, cuatro serán el grupo de control y siete, el grupo experimental, al cual le haré una capacitación para que los docentes planifiquen sus clases, incorporando ejercicios y problemas para gestionar el error. El otro grupo no recibirá intervención. Habrá una prueba para ambos grupos al principio y al término de la experiencia, y un cuestionario para los profesores, para que tomen consciencia de cómo gestionan el error. Si logro que los estudiantes se hagan amigos de los errores, habrá un cambio notable en los chiquillos”.

La modalidad, que se distancia del vigente modelo exitista, corresponde además a una herramienta para combatir la ansiedad en clases.

“Los estudiantes piensan que no pueden equivocarse y suelen estresarse o sentir miedo frente a un examen. Si esto funciona, ellos mejorarán su autoestima y, en consecuencia, su rendimiento en todo”, afirmó el candidato a doctor.

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