Gran parte de nuestra comunicación ocurre con el lenguaje corporal, con las expresiones faciales, el tono de voz y los gestos. En el último tiempo, los niños pequeños disminuyeron significativamente la exposición al aprendizaje de estas habilidades vitales, mientras intentaron aprender en línea.

Regresamos a las salas de clases, es un hecho. Y parece ser bastante difícil que la realidad cambie y volvamos a lo digital en un 100% como método de enseñanza, el que fue utilizado por dos años debido a la pandemia.

Alix Anson, pedagoga inglesa egresada de la Universidad de Cambridge, creadora del exitoso programa de lectoescritura Alfadeca de la Fundación Sara Raier de Rassmuss, reflexiona: “Recuerdo en mi primera visita a las escuelas en Cerro Navia hace muchos años, lo importante que era para sus directores que los niños pensaran en la escuela como un lugar seguro y feliz, donde se sintieran valorados e iguales y donde conocían los límites. Poco nos dimos cuenta de cuánto más importante se volvería este punto de vista unos años más tarde en nuestro mundo posterior a la pandemia. El aprendizaje en la escuela es mucho más que alfabetización y aritmética. Las escuelas pueden enseñar las rutinas y normas necesarias que permitan a los niños aprender a ser alumnos sociales exitosos, escucharse unos a otros, comunicarse, turnarse y trabajar en equipo. Las escuelas pueden mostrar a los niños cómo encontrar sus propias fortalezas y regular sus emociones. Los niños a menudo pueden aprender tanto unos de otros como de sus maestros pero solo si están en clase con sus compañeros y docentes.”

Según la Agencia de Calidad de la Educación, el año 2021, más del 80% de los alumnos realmente deseaba tener la oportunidad de volver a la escuela, ver a sus profesores y estar con sus amigos: cuanto más jóvenes eran los alumnos, más altos eran estos puntajes, mostrando cuán crucial es el papel que juegan las escuelas en la educación temprana. Una gran mayoría de alumnos de tercero y cuarto básico manifestó que las clases online afectaron negativamente en su aprendizaje.

“Los seres humanos somos seres sociales, pero ¿cómo puede el hecho de estar en grupo ayudar al individuo a aprender? Gran parte de nuestra comunicación ocurre con el lenguaje corporal, con las expresiones faciales, el tono de voz y los gestos. Los niños pequeños no han tenido tanta exposición al aprendizaje de estas habilidades vitales, mientras intentan aprender en línea o de adultos que usan máscaras. Por lo tanto, nunca ha habido un momento más importante para que los niños regresen a la escuela para que puedan aprender estas habilidades vitales, leer las señales sociales y aprender a hablar el código no verbal por sí mismos”, asegura Anson. 

La Lectoescritura

La experta en lectoescritura, afirma que el éxito en lectura y escritura comienza con tener un vocabulario creciente y amor por los libros y que aprender a leer y escribir, requiere acceso a la enseñanza y a los materiales adecuados, además de mucha práctica para que se vuelva automático, lo que podría ocurrir mayormente en la sala de clases.

“Los niños pequeños de primero y segundo básico están en la etapa en que sus cerebros están más abiertos a los métodos de enseñanza multisensoriales, antes de que el cerebro reduzca sus conexiones cuando un niño alcanza los 10-11 años. Esta es la razón por la cual tener exposición a estas habilidades tempranas es tan crucial desde el principio, ya que el cerebro sólo mantendrá los canales neuronales que han sido bien establecidos”, asegura la experta.

MAFA

En Chile existe un proyecto de Modelamiento del Ambiente Físico del Aprendizaje, MAFA, desarrollado por un equipo de docentes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que busca que la sala de clases sea inclusiva, participativa y generadora de nuevas habilidades y conocimientos para niños y niñas de 3 a 5 años. Consiste en un plan que integra una plataforma virtual, que permite la documentación pedagógica e intercambio de experiencias entre equipos técnicos de jardines infantiles; un set de soportes de práctica que reemplazan el mobiliario tradicional y especialmente diseñado para párvulos; y un material de modelamiento para que los mismos niños puedan intervenir de forma tangible en su espacio educativo y aprender a tomar decisiones conscientes sobre él en su día a día. De esta manera  se pretende transformar la sala de clases en un lugar más apropiado a su etapa de desarrollo.

MAFA contempla que en cada jornada los docentes pregunten a los niños en qué disposición física colocarán sus pupitres para poder desarrollar distintas actividades pedagógicas. Se trata de guiarlos a que tomen decisiones en base a argumentos y no que lo vean como un simple día de juegos, ya que lo que decidan tendrá implicancias en cómo desarrollarán la clase y las actividades del día.

Al respecto, Alix Anson declara que, “la belleza del enfoque MAFA es que permite a los niños ser más independientes cuando son muy pequeños y aprovechar al máximo su entorno. Son capaces de tomar decisiones sobre dónde y cómo sentarse utilizando los muebles hechos específicamente para su edad y, por lo tanto, pueden sentirse cómodos y seguros en su entorno. Esto, a su vez, sin duda les permitirá concentrarse tanto en su aprendizaje formal como en facilitar su aprendizaje social de quienes los rodean. Este entorno físico confortable es ideal. Sin embargo, si las escuelas no pueden ofrecer esto en la actualidad, lo más importante es que los docentes y asistentes hagan que los niños se sientan seguros con rutinas claras, inspirados en transmitir su amor por aprender y valorados al hacerlos sentir orgullosos de ser parte de su comunidad escolar”, finaliza.

 

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