Nayira Belmar fue la primera ganadora del galardón en la categoría Educación Parvularia, que fue creada en 2024. Hoy invita a sus pares a postular, ya que -para ella- es un acto de compromiso con las comunidades y con las niñeces.
Hace 10 años el galardón Global Teacher Prize Chile inició la tarea de reconocer la labor docente y durante este periodo ha reconocido a profesores y educadores que inspiran con su vocación, innovación y compromiso con la calidad educativa.
En 2024, la iniciativa liderada por Elige Educar incorporó por primera vez la categoría de Educación Parvularia gracias a una colaboración con Fundación Educacional Oportunidad y Fundación YA.
Nayira Belmar, resultó ser la primera ganadora del premio Global Teacher Prize (GTP) y recibió el premio por su destacado trabajo como educadora en la Ludoteca Peñalolén -como parte del Programa Educativo para la Familia (PEF) de la Junji- donde se ha enfocado en fortalecer el rol de las familias y proporcionar un entorno seguro y amoroso para las niñas y niños.
Sobre convertirse en ganadora de la categoría de Educación Parvularia, Nayira señaló que “ha sido un punto de inflexión en mi trayectoria profesional, no sólo por las oportunidades que se han abierto, sino también porque me ha permitido consolidar una visión más profunda y crítica de mi rol como educadora”.
Y agregó que “este reconocimiento ha fortalecido mi convicción en una pedagogía del amor: que reconoce, valora y dignifica los saberes territoriales, el trabajo colectivo y el compromiso ético con las niñeces. Además, ha sido una plataforma para visibilizar la educación parvularia y los programas educativos no formales como espacios legítimos de transformación social”.
Nayira comentó, también, que a las educadoras les cuesta postular a estas instancias que reconocen su trabajo. Por ello advirtió que “postular a estos reconocimientos no es un acto de ego, sino de justicia. No para validarnos desde lo externo, sino para abrir camino a otras, para decirnos y decirles a la sociedad que lo que hacemos cada día es fundamental. Atreverse a postular no solo es un acto de amor propio, también es un acto de compromiso con nuestras comunidades y niñeces”.
La profesional además invitó a participar en la instancia a sus colegas considerando que “quién mejor que nosotros, las educadoras y educadores de párvulos, para narrar nuestras historias. Porque sólo nosotros conocemos en profundidad el impacto silencioso, pero fundamental de nuestra labor. Sólo nosotros podemos contar lo que ocurre dentro de nuestras salas, en los patios, en cada abrazo, en cada descubrimiento de nuestros niños y niñas. Sólo nosotros podemos lograr que la educación parvularia tenga el reconocimiento que se merece”.