Paola Espejo, Vicerrectora UDLA Sede Viña del Mar
Nos encontrábamos a finales del siglo XIX cuando la educación terciaria de nuestro país abrió sus puertas a la primera chilena en ser parte de las aulas de una universidad. Fue en 1877 cuando Eloísa Díaz logró superar todas las barreras sociales impuestas por la época y graduarse como médico cirujana de la Universidad de Chile. No solamente fue la primera en nuestro territorio, sino la primera en Sudamérica. Este hito marcó un antes y un después en la educación superior y fue el comienzo de una presencia progresivamente mayor de mujeres en las universidades e institutos profesionales. Tanto es así que al día de hoy, de acuerdo con datos del Servicio de Información de Educación Superior (SIES), la matrícula de mujeres en este segmento representó al 2023 un 53,4%, aumentando 2,5% respecto del año anterior. Ejemplos como Eloísa o Amanda Labarca, quien en 1947 fue la primera mujer en obtener el título de profesora de filosofía, María Teresa Ruiz o más recientemente Laura Pérez o Teresa Paneque en el ámbito de la astronomía, han marcado un rumbo y fijado un camino de éxito posible de alcanzar para tantas mujeres que antes no lo creían factible. A pesar de estas experiencias, la lucha por la igualdad de oportunidades en educación y academia es permanente, ya que aún existen áreas en las que las mujeres somos minoría, dado que son tradicionalmente espacios liderados por hombres. Es el caso de las carreras STEM (acrónimo para referirse a las disciplinas relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemática), las carreras en mecánica o la minería y más aún, en cargos de alta dirección en educación superior. En la Región de Valparaíso solamente existen dos mujeres liderando instituciones de educación superior en campus con un alto número de estudiantes: Universidad de Las Américas y, recientemente, AIEP. Ambas instituciones, además, tienen el orgullo de ser lideradas por dos destacadas rectoras. Esta realidad nos habla de avances significativos en la materia, debido principalmente al arrojo, valentía y capacidad de mujeres que no solo destacan como académicas en sus disciplinas, sino también con sus liderazgos y visión estratégica. El legado de estas destacadas mujeres en la academia, y muchas otras más, deben inspirar a las nuevas generaciones de niñas y jóvenes, fomentando un entorno académico más diverso e inclusivo.
Equipo Prensa
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