Leonardo Fernández, Académico del Núcleo de Investigación en Sustentabilidad Agroambiental Universidad de Las Américas
En septiembre se conmemoró el Día Mundial de la Limpieza de Playas y Costas, una fecha crucial para reflexionar sobre el estado de estos ecosistemas y tomar medidas para su preservación.
Cuando pensamos en playas y costas, nos imaginamos recostados en la arena, sintiendo la brisa del mar, la tibieza del sol y escuchando el sonido de las olas rompiendo en la orilla. Nos evocan paz, descanso y nos conectan con la naturaleza, invitándonos a despojarnos de la rutina.
Sin embargo, estos espacios naturales son mucho más que santuarios para el esparcimiento. Estos ambientes nos prestan servicios ecosistémicos vitales. Funcionan como un «ecotono» o ambiente de transición, que conecta y comunica el mundo terrestre con el acuático. Filtran contaminantes y sedimentos con lo que mejoran la calidad del agua de los océanos. Disipan la energía de las tormentas y olas, protegiendo los ecosistemas terrestres de la erosión. Albergan especies únicas e irremplazables, algunas de las cuales recién estamos comenzando a descubrir y comprender. Asimismo, sustentan actividades comerciales, como el turismo y la pesca, que contribuyen significativamente al crecimiento económico.
Lamentablemente, tanto playas como costas están cada vez más amenazadas por el cambio climático, la contaminación y otras actividades humanas. A nivel global, cada año ingresan más de 8 millones de toneladas de plástico en los océanos, lo que deteriora la estética de la línea costera y el desarrollo del turismo, provoca la muerte de especies y amenaza la salud humana.
El Día Mundial de la Limpieza de Playas es una oportunidad para que individuos, comunidades y organizaciones se unan en un esfuerzo conjunto por el resguardo de nuestras costas. Sin embargo, lo anterior no es suficiente si no abordamos las causas subyacentes de su contaminación. Entonces, es crucial promover políticas que reduzcan la producción de plásticos de un solo uso, fomentar el reciclaje y educar a la población sobre la importancia de mantener los océanos limpios.
Esta efeméride medioambiental nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestro papel en la preservación de estos ecosistemas vitales. Más allá de ser un día de acción, es un llamado a la responsabilidad continua y a la adopción de prácticas más sostenibles. Al participar activamente en estas iniciativas y apoyar políticas de reducción de residuos y protección ambiental, no solo resguardamos la belleza natural de nuestras costas, sino que también aseguramos la salud del planeta para las futuras generaciones.
La verdadera transformación comienza al reconocer que cada pequeña acción cuenta y que juntos podemos marcar una diferencia significativa.
Equipo Prensa
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