Esta tecnología no sólo aporta conexiones más rápidas para el intercambio de datos.
Las necesidades de la sociedad avanzan y, hoy, las comunicaciones son vitales para todos los ciudadanos. Aunque tenemos diversas formas de conectarnos a la red, los celulares son, en la actualidad, el método elegido por una gran parte de los usuarios; concretamente, según datos de 2023, más del 55% del tráfico de internet pasaba por estos dispositivos, superando al 42% que lo hacía a través de las computadoras personales. Es por ello que la tecnología para celular no deja de avanzar. Y no sólo en lo que se refiere a los terminales (memoria, pantalla, etc), sino también en las redes. Actualmente, ya estamos ante la quinta generación de estas redes para celulares: el 5G.
¿Qué es el 5G?
La evolución de las redes para celular se mide en G o generaciones. El 4G ha sido la conexión más habitual en Chile durante los últimos años (y todavía lo es, mientras acaba el despliegue de la nueva generación) y podía alcanzar velocidades de transferencia de datos de hasta 1 Gbps, lo cual representaba un importante avance. Pero, con el 5G, se podrá llegar a 10 veces esta cifra. Es un salto importante, sí; pero esta no es la única novedad de este avance. La latencia, es decir, el retraso entre el envío y la recepción de la información, estaría en 1 milisegundo, entre 100 y 200 veces menos que su predecesor, lo que implica una conexión mucho más estable y con mayor continuidad. Además, al tener un mayor ancho de banda (baja, media y alta), se podrán conectar más dispositivos por cada antena (100 veces más que con el 4G) y con menor consumo energético.
Este último punto, el ancho de banda, es especialmente importante, ya que una de las principales novedades con el 5G es su conectividad. A esta nueva generación se la ha llamado el “Internet de las cosas”, por la capacidad de interconectar diferentes dispositivos que, anteriormente, o no tenían conexión o lo hacían de forma individual. Esto abre una infinidad de posibilidades a diversos niveles; tanto en el ámbito particular como en el empresarial o institucional. Tal vez, a muchos, lo primero que les viene a la mente son los electrodomésticos inteligentes; y, sí, es un ejemplo. Pero si somos creativos podemos imaginar muchas más aplicaciones, como las cámaras inteligentes para la seguridad, los sensores que pueden medir parámetros en la agricultura o la productividad en la industria, nuevos equipos para monitorizar la salud, medidores para la contaminación o, incluso, vehículos autónomos.
Respecto de la estabilidad de la conexión y su velocidad, el 5G prepara el terreno para la llegada de nuevas herramientas tecnológicas, como la navegación a través de la realidad virtual o la Web 3.0, y las variadas actividades disponibles para los internautas. Esto incluye la accesibilidad a los juegos en directo exclusivos disponibles en el móvil, que requieren de una notable fluidez, algo que puede mejorarse con una menor latencia y un aumento en la rapidez de descarga de los datos, agilizando la recepción de la transmisión en vivo. El streaming también puede ser el gran beneficiado, tanto para materiales audiovisuales (como series o películas) como para las reuniones de carácter profesional; ganando autonomía, ya que el WiFi no será tan necesario y se podrán realizar conexiones desde cualquier lugar. También, la generación de contenido, como el que se crea para las redes sociales, se podrá compartir con mayor facilidad.
¿En qué punto está, actualmente, su implantación?
Chile se encuentra, en estos momentos, en plena fase de despliegue de las infraestructuras necesarias para el 5G. Como ha ocurrido con las generaciones anteriores, esta implantación es desigual, con mayor celeridad en las zonas urbanas. A fecha de junio del pasado año, ya habría casi 3 millones de usuarios con conexión a estas nuevas redes. Sin embargo, pese a que Chile fue de los primeros países de la región en adoptar esta tecnología, algunos contratiempos en las licitaciones pueden haber retrasado su despliegue. En un momento en el que el país se está planteando considerar internet como un servicio público, es el momento de acelerar esta implantación; especialmente, por sus beneficios a nivel de conectividad para toda la población.
Equipo Prensa
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