Habilidades textiles y análisis de mercado fueron parte de los conocimientos que 15 vecinas penquistas pudieron adquirir en las capacitaciones organizadas por PFalimentos, con el objeto de entregarles nuevos conocimientos y mayores posibilidades en el mundo laboral.
Desde 2021, PFalimentos, en coordinación con el Sence, desarrolla el programa de Becas Laborales con la finalidad de impulsar las oportunidades de empleabilidad de los miembros de sus comunidades vecinas en Copiapó, Santiago, Talca, Concepción y Temuco.
En el caso de la capital regional del Biobío, fueron 15 mujeres penquistas las que tras más de dos meses de estudios y completar 172 horas formativas, este jueves culminaron sus certificaciones en “Corte y Confección de prendas de vestir para niños y adultos” en una ceremonia de cierre en la cual recibieron sus diplomas.
“Quise participar en este taller porque yo soy emprendedora y ocasionalmente me pongo en la feria a vender productos. Entonces pensé en vender confecciones hechas con mis propias manos y dándole una segunda vida a la ropa y telas con mi propia identidad”, indicó Flor Almonacid, quien con 64 años hace un llamado a que iniciativas como estas se repliquen y abarquen a la tercera edad que quiere seguir aprendiendo.
Desde PFalimentos, la jefa de Sostenibilidad y Relacionamiento Comunitario, María Ignacia Mediavilla, destacó que “impulsamos estas capacitaciones hace cuatro años porque tenemos la convicción de que iniciativas como estas son uno de los motores para el desarrollo y la adquisición de nuevas capacidades por parte de las comunidades”.
Así, las clases estuvieron dividida en tres módulos: El primero de ellos estuvo dedicado a la técnica de corte y ensamblado de telas, en el cual las vecinas penquistas aprendieron a identificar los materiales, las herramientas y las propias técnicas de corte manuales y con máquina que se necesitan según el tipo de prenda a confeccionar.
El segundo modulo estuvo enfocado en la elaboración de las prendas de vestir, en el cual se enseñó desde la programación y organización que se necesita para comenzar con la producción textil, pasando por la aplicación de los propios procesos de producción según los criterios de calidad del producto, hasta las técnicas de acabado como remates, costura de botones, aplicación de etiquetas y planchado de las prendas.
Finalmente, el curso culminó con unas lecciones sobre el cálculo de costos asociados a la confección de las prendas y a determinar el precio de venta o comercialización de los productos trabajados.
“Para mi este curso fue genial, porque yo ni sabía cocer y no tenía ni un conocimiento sobre costura. Por lo que este curso no solo me permitió adquirir nuevas habilidades, sino que también ha hecho que genere nuevos ingresos, ya que al ser dueña de casa antes me era más difícil. Por ejemplo, hace poco las mamás del equipo de futbol de mi hijo me trajeron ropita de sus niños para arreglarlas y tengo pitutos de ese estilo que me permiten generar platita”, finalizó Elizabeth Perales de 44 años.