• Esa fue la afirmación de Magdalena Balcells, gerente general de ASIPLA, la Asociación de Industriales del Plástico en Chile, el 13 de junio de 2023. ¿Y a pito de qué?

Divers@s actores fueron convocad@s a una reunión con representantes del Ministerio de

Relaciones Exteriores y de la Oficina de Asuntos Internacionales del Ministerio del Medio Ambiente, para comunicar los resultados del INC2, la segunda reunión de gobiernos para redactar un tratado global para detener la contaminación por plásticos, desarrollada en Paris del 29 de mayo al 2 de junio del 2023.

En esa reunión se encontraban representantes de organizaciones como la Alianza Basura Cero Chile, de científic@s, y de sectores privados entre ellos la ASIPLA.  Luego de que se compartieran los resultados del INC2 por parte de la delegación del gobierno de Chile que participó en dicha reunión, se abrió paso a preguntas y comentarios de l@s participantes. En ese marco, pidió la palabra Alejandra Parra como representante de la Alianza Basura Cero Chile para agradecer la apertura del espacio a la sociedad civil, haciendo énfasis en la necesidad de que el Gobierno se informe en especial desde las organizaciones y la ciencia sin conflictos de interés. Ante esto, Magdalena Balcells gerente general de ASIPLA, sintiéndose directamente aludida, acude en defensa de su rubro señalando que son ell@s quienes tienen los expertos, y que de hecho “la Ley REP se comenzó a redactar en las oficinas de ASIPLA”. 

Es mucho más que anecdótico escuchar esta afirmación. El hecho de que la gerente general de los industriales del plástico en Chile considere que es un valor que una ley se haya comenzado a escribir en las oficinas de una asociación de empresarios, es una demostración de que las cuestiones de ética no pueden ser consultadas con ese sector, ya que los principios que manejan distan abismalmente de los parámetros aceptables para proteger a la política pública de la corrupción.

Queda con esto en tela de juicio la legitimidad de una ley de responsabilidad extendida al productor y fomento al reciclaje que por ejemplo tiene dentro de sus objetivos la reducción de la generación de residuos, pero no contiene ninguna norma ni método para alcanzar dicho objetivo. Una ley que contiene artículos de inclusión de l@s reciclador@s de base pero que en la práctica les pone a competir con empresas de reciclaje sin brindarles ningún apoyo para lograr competitividad. Una ley que se basa en porcentajes de recuperación pero que no pone límites a la producción ni al aumento de la generación de basura.

Es difícil de comprobar que la ley REP se haya comenzado o no a escribir en las oficinas de ASIPLA, probablemente ni si quiera hay registros oficiales de las primeras reuniones donde se gestó dicha ley. Puede ser verdad o mentira, puede ser una exageración o una fantasía de Magdalena Balcells. Pero lo cierto es que vanagloriarse de algo así, decirlo con orgullo, ponerlo como ejemplo, es simplemente no tener idea de lo que constituye la corrupción y lo importante que es que las políticas públicas se escriban con información libre de conflictos de interés, para alcanzar políticas acorde a las necesidades planetarias y sociales de la actualidad.

La industria del plástico, en Chile y en el mundo, se ha llenado los bolsillos contaminando nuestros territorios, nuestros ecosistemas, nuestros hogares y nuestros cuerpos. Se ha encontrado microplásticos en el agua embotellada, en el agua de la llave, en el agua lluvia, en el aire, en la sangre humana, en la leche materna, en la placenta humana y hasta en el meconio de recién nacid@s. Se usan más de 13.000 sustancias químicas en la fabricación del plástico, la mayor parte de ellas son desconocidas porque sus fabricantes no las transparentan. Muchas han sido estudiadas y se han comprobado sus efectos negativos en la salud de las personas como cáncer, efectos mutagénicos, disrupción del sistema hormonal, problemas inmunes, de desarrollo, del sistema nervioso, y un enorme etcétera.

Si queremos detener la contaminación por plásticos, no podemos preguntarle a quienes lucran con esa contaminación cómo debemos enfrentar este problema. La industria del plástico solo puede aportar transparentando información de sus procesos y los químicos que utilizan, pero no puede ser consultada sobre la conveniencia o no de la implementación de medidas para detener la contaminación que su negocio provoca.

Tal como se hizo con la industria del tabaco en su momento, cuando se discutió la Convención Marco de Control del Tabaco (FCTC) en la Organización Mundial de la Salud. A pesar de la evidencia del daño a la salud que provoca la industria del tabaco, ésta retrasó durante décadas la adopción de restricciones a nivel nacional. Por ello, la FCTC estableció en su artículo 5.3 que todas las partes deben, al implementar sus políticas de salud para el control del tabaco, actuar para proteger dichas políticas de los intereses comerciales de la industria del tabaco.

Para desarrollar leyes, políticas, y un tratado global que detenga la contaminación por plásticos, debemos sostener una discusión centrada en los derechos humanos y la salud del ambiente, dejando fuera la información y las opiniones que tengan conflicto de interés por su avenencia con la industria del plástico. Este es el llamado que hacemos al Gobierno de Chile y a los gobiernos del mundo.

Si quisiéramos tener una ley anticorrupción, ¿sería correcto invitar a l@s corrupt@s a informar como expert@s la redacción de esa ley?

https://www.basel.int/Implementation/Plasticwaste/Cooperationwithothers/tabid/8335/Default.aspx 

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