Karen Fehrmann, Alejandro Villasante, Hernán Cañón, Pilar Ulloa y Eva Vallejos

Integrantes de la Línea de Investigación Producción y Salud de Especies Acuáticas de Universidad de Las Américas

En 2022, la acuicultura mundial obtuvo un récord histórico: alcanzó 130,9 millones de toneladas de animales producidos. La producción de estas especies acuícolas es clave para la alimentación humana, y Chile se encuentra en el octavo lugar de países con mayor producción. Lo anterior se divide en 4 grandes grupos: peces de aleta, crustáceos, moluscos y otros animales. Los peces de aletas que más se producen a nivel global son las carpas y otros peces herbívoros, agrupando más del 84% de la producción; los peces carnívoros -como los salmónidos-, alcanzan un 7% de la producción mundial de los mismos. Entre los crustáceos, las especies más producidas son los langostinos y cangrejos; mientras que, en los moluscos, destacan las ostras y almejas y otros animales, como tortugas y ranas.

En nuestro país, la acuicultura se centra en la obtención de salmónidos como el salmón del Atlántico y plateado, la trucha arcoíris y el mejillón chileno (choritos). Los beneficios nutricionales al consumir estas especies son múltiples, encontrando en primer lugar los lípidos, que aportan ácidos grasos esenciales; las proteínas que son una fuente de aminoácidos de excelente calidad y múltiples minerales, todos elementos esenciales para la mantención de un organismo saludable.

El aumento en el consumo de productos marinos se ve reflejando en diversos segmentos, como lo son mariscos (con 15-20%), algas (con 25-30%) y peces (10-15%). Esta demanda ha sido impulsada por la necesidad de consumir insumos frescos y también congelados, la ingesta de las algas a través de suplementos dietéticos y productos veganos, y pescados como el bacalao, lenguado, y peces grasos como el salmón y el atún, también lideran la preferencia debido a los diversos beneficios cardiovasculares para la salud de las personas. Estos porcentajes reflejan un crecimiento sostenido en la predilección por productos del mar, impulsado por factores como la percepción de salud, sostenibilidad y versatilidad en la cocina.

Más consumidores exigen productos que provengan de sistemas respetuosos con el bienestar animal, y promoverlo en la producción de peces, es un aspecto cada vez más relevante en la acuicultura para asegurar que aquellos criados en cautiverio destinados a consumo humano, vivan en condiciones que minimicen el sufrimiento y promuevan su salud. La implementación de buenas prácticas tiene un impacto productivo positivo que deriva en una mejor calidad del producto y una mayor sostenibilidad de la producción.

 

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