Señor director:

Frente a las discusiones sobre bajar los puntajes de acceso a las carreras de pedagogía, no debemos olvidarnos de un desafío muy relevante para nuestro país: El desarrollo profesional en Educación Parvularia.

Las educadoras y técnicos en párvulos tienen la fundamental labor de educar a niñas y niños en sus primeros años de vida. Por esto, merecen una formación que sea profundamente efectiva y transformadora.

Sin embargo, pese a la amplia y variada oferta de formación existente, nos encontramos con una realidad preocupante. Se sabe muy poco sobre el impacto real que esta formación tiene en la práctica pedagógica. Y lo que es más crítico: no siempre es pertinente y a menudo no se ajusta a las reales necesidades en aula de educadoras y técnicos en párvulos.

Para que los equipos pedagógicos puedan adquirir nuevos conocimientos, habilidades y competencias -que redunden en que las niñas y niños tengan una educación de mejor calidad-, no basta con cursos o talleres aislados. Se requiere de una oferta compuesta por planes formativos flexibles, que se adapten a los diversos contextos y realidades de los centros educativos además de instancias de acompañamiento donde puedan reflexionar e intercambiar experiencias.

Acompañar a quienes están a cargo de la formación y educación integral de la primera infancia es, sin duda, la forma más efectiva de generar cambios sistémicos y sostenibles. Es la vía para asegurar que la mirada se concentre genuinamente en el bienestar y desarrollo integral de los párvulos.

Es hora de pasar de una oferta que simplemente «existe» a una que impacta, transforma y empodera a quienes educan en los primeros años.

 

Perla Chávez

Jefa programa Un Buen Comienzo.

Fundación Educacional Oportunidad

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