Cada año, cuando los medios de comunicación comienzan a repetir aquellas melodías que ya reconocemos, algo se activa en el imaginario colectivo: la Teletón vuelve a instalarse en la conversación nacional y, más allá de las posturas diversas, nos convoca a un ejercicio profundo de humanidad.
Quienes trabajamos en educación ocupamos un lugar estratégico en estas campañas. Estamos al centro de la articulación entre familia, la escuela y la comunidad, pilares de la sociedad y de la cultura. Somos el puente que sostiene conversaciones difíciles, esperanzas compartidas y la construcción cotidiana de valores.
Por eso, cuando llega la Teletón, nuestro rol también se vuelve pedagógico: enseñar a mirar al otro, a reconocer las necesidades, a comprender la importancia de la solidaridad como un valor que sostiene la vida en común.
Es precisamente en este escenario donde cobra sentido el abrir espacios de reflexión, sobre todo para motivar a las nuevas generaciones. ¿Qué significa colaborar? ¿por qué es necesario involucrarse en campañas como la Teletón? ¿cómo transformamos la solidaridad en un gesto de todos los días?
Esta es una institución que despierta opiniones muy diversas, por cierto, todas legítimas, pero también es, indiscutiblemente, una obra que ha permitido reparar, restaurar y acompañar a miles de personas en procesos de rehabilitación que marcan la diferencia entre la dependencia y la autonomía, entre el aislamiento y la participación, entre la segregación y la inclusión. En un país donde la justicia social aún tiene pendientes, ha sido una oportunidad concreta para acceder a terapias que, de otro modo, serían impensables para muchas familias.
Como profesores, tenemos la responsabilidad, y también la oportunidad, de instalar esta conversación en nuestras aulas y comunidades. No se trata solo de motivar una donación, sino de promover actitudes prosociales, empatía, responsabilidad social y una comprensión más amplia de lo que significa vivir en una sociedad inclusiva. Esta cruzada debe estar en nuestros hogares, en las escuelas y en las prácticas cotidianas que enseñan a ver al otro como un igual, con derechos, dignidad y oportunidades.
Que esta Teletón, una vez más, sea un momento para detenernos, volver a mirarnos y decidir qué tipo de comunidad queremos construir. Y que los profesores podamos seguir siendo esa guía silenciosa, pero firme, que siembra en las nuevas generaciones la convicción de que la solidaridad no es un acto aislado, sino una forma de habitar el mundo.
Yirda Romero, Directora Carrera Pedagogía en Educación Diferencial UDLA Sede Viña del Mar





















