- Investigadora de la UCSC analiza el rol transformador de la lectura en la formación integral de estudiantes y entrega claves para fomentar el hábito lector desde la escuela, la familia y la comunidad.
La lectura no solo amplía el vocabulario o mejora la comprensión de textos. También permite a niñas, niños y adolescentes abrir una ventana a otras realidades, imaginar futuros distintos y fortalecer sus competencias para ejercer sus derechos. Así lo afirma la Dra. Beatriz Arancibia, investigadora del Centro de Investigación en Educación y Desarrollo (CIEDE) y jefa del Programa de Magíster en Lingüística Aplicada de la Facultad de Educación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), quien sostiene que “ser lector es la credencial que permite participar en las sociedades letradas, favorece la participación social y eso fortalece las democracias”.
Desde el CIEDE, se ha observado que la lectura tiene un rol central en el desarrollo integral de los estudiantes, particularmente en contextos educativos de alta vulnerabilidad, donde el acceso a libros y experiencias lectoras suele ser más limitado. “La lectura ayuda a que los niños, niñas y adolescentes amplíen su conocimiento de mundo a otras realidades y fortalece sus competencias para que puedan ejercer sus derechos”, señala la Dra. Arancibia.
Más allá de la sala de clases, la familia y el entorno comunitario también pueden convertirse en aliados clave para fomentar el gusto por la lectura. “Ver leer en casa, hablar de lo que leemos, recomendar lecturas, ir a la biblioteca pública, son prácticas que potencian el interés, el gusto y el hábito lector”, agrega la académica. Sin embargo, subraya que la escuela no puede delegar esta tarea exclusivamente en las familias, ya que las prácticas lectoras varían considerablemente entre hogares. En ese sentido, recalca que “siempre será fundamental el rol de la escuela, porque permite que en una sociedad desigual como la nuestra podamos brindar mejores oportunidades”.
En cuanto a los desafíos actuales del sistema educativo, la investigadora del CIEDE advierte que es necesario fortalecer continuamente las competencias docentes para la enseñanza de la lectura, especialmente durante los primeros años escolares. “Es fundamental una buena articulación entre lo que se hace en kínder y después en primer año básico, así como el trabajo colaborativo con el profesorado de educación especial”, destaca. También llama a abandonar la idea de que los estudiantes no comprenden nada, defendiendo el valor de reconocer lo que los estudiantes ya saben y construyen desde su experiencia.
Por último, Arancibia enfatiza que las prácticas que promueven la motivación y que valoran los aprendizajes de los propios estudiantes son claves para construir una relación más significativa con la lectura. “A partir de la motivación, podemos construir más y mejores aprendizajes y una relación más cariñosa con la lectura y con los libros”, concluye.
En el contexto del Día del Libro, la invitación del CIEDE UCSC es a mirar la lectura como un acto transformador, con potencial para reducir desigualdades, fortalecer la ciudadanía y enriquecer la vida personal y colectiva. Porque fomentar el amor por los libros no es solo una tarea pedagógica, sino un compromiso social.