- El concepto ha sido definido por la Unesco como una iniciativa que busca difundir I+D a través de estrategias colaborativas, sostenibles y protegidas. En Chile, la UFRO ha ejecutado este tipo de proyectos.
En 2018, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, junto a otras instituciones, entre ellas universidades, impulsó la creación de AmeliCA (Conocimiento Abierto para América Latina y el Sur Global), una iniciativa de carácter multisectorial y cuyo propósito es la difusión del conocimiento a través de estrategias colaborativas, sostenibles, protegidas y no comercial. El modelo recibe el nombre de “ciencia abierta” y se aplica en todo el mundo.
La práctica en la materia es variada. Hoy existen diversas plataformas de acceso abierto para datos y/o publicaciones, donde no solo colabora la comunidad científica, sino también, los ciudadanos. Es el caso de eBird, una aplicación móvil gratuita que permite a las personas de todo el mundo compartir fotos y sonidos de su observación de aves, indicando la zona, el día y otros datos de valor para mejorar estudios migratorios y contribuir a estrategias de conservación.
En Latinoamérica; Argentina, Brasil, Colombia, Perú y México cuentan con legislaciones y políticas que promueven la incorporación de prácticas vinculadas a la ciencia abierta. En cuanto a Chile, en el país existe una política de acceso abierto (ANID), que busca incentivar dichas prácticas en distintas instituciones generadoras de conocimiento y financiadas con fondos públicos.
Experiencia local
Rodrigo Navia, Vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad de La Frontera repasa el concepto de “ciencia abierta”, señalando que: “Este paradigma se puede definir como un nuevo enfoque del cómo hacer ciencia, encontrándose orientado a la apertura e integración de los procesos de investigación, favoreciendo de esta forma la transparencia en la generación del conocimiento”.
El profesional ejemplifica el modelo actual “Fortalecimiento de las Capacidades de Gestión de Datos e Información Científica para la Ciencia Abierta”; un proyecto que cursa su etapa de elaboración y revisión, y en el que participan de manera activa los profesionales de la Unidad de Transferencia Tecnológica de la UFRO.
El establecimiento educacional es un actor clave en el ítem. En marzo de este año, fue sede del Primer Encuentro Interuniversidades de Ciencia Abierta”. En diciembre de 2020, además, en contexto del eclipse solar, llevó a cabo el “Proyecto Ciencia Ciudadana Eclipse” en algunas localidades de las regiones de La Araucanía y Los Ríos, entregando a personas comunes y corrientes dispositivos para el registro de medidas de luminosidad y temperatura, antes, durante y después del fenómeno; información que más tarde sirvió para la comparación de datos.
“Un aspecto relevante de este modelo (ciencia abierta) para la sociedad civil, es que se pasa del hacer ciencia para la sociedad al hacer ciencia con la sociedad. Visto desde esta perspectiva, la sociedad adquiere un rol que puede reflejarse en algunas de las etapas de un proceso investigativo, por ejemplo, en la definición del objeto de estudio, recopilación de datos, análisis de datos, creación de recursos educativos para comunicación o divulgación de ciencia. A su vez, esta praxis acerca y democratiza el conocimiento e implica a la sociedad en resolver y responder interrogantes científicas”, puntualiza el académico de la UFRO.
Equipo Prensa
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