La investigación, impulsada por el Centro Interdisciplinar de Investigación en Educación y Desarrollo (CIEDE) de la UCSC, evidencia los desafíos de los equipos directivos para liderar escuelas en contextos de desigualdad social y educativa.
¿Cómo liderar escuelas en contextos marcados por la desigualdad? Esa fue la pregunta que motivó el estudio desarrollado por un equipo de académicos de la Facultad de Educación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), cuyos hallazgos fueron publicados en la Revista de Investigación en Educación de la Universidad de Vigo, bajo el título “Inequidad y desigualdad escolar: Un análisis de las concepciones de equipos directivos” (DOI: 10.35869/reined.v22i3.5769).
El estudio, liderado por la Dra. Carolina Aparicio, junto al Dr. Felipe Sepúlveda y la Dra. Alejandra Nocetti, fue impulsado por el Centro Interdisciplinar de Investigación en Educación y Desarrollo (CIEDE) de la UCSC y se desarrolló en 39 establecimientos escolares de Concepción, tanto públicos como particulares subvencionados, con alta concentración de estudiantes prioritarios y preferentes, según datos del Ministerio de Educación.
Uno de los resultados más significativos fue que solo un 25% de los equipos directivos encuestados declaró contar con formación en inclusión, equidad o justicia educativa. Esta formación, además, se concentra mayoritariamente en quienes ocupan cargos técnicos como jefaturas de UTP o encargados del Programa de Integración Escolar (PIE).
Así mismo, en las entrevistas realizadas los equipos directivos compartieron reflexiones profundas sobre cómo la desigualdad educativa va mucho más allá de indicadores y pruebas estandarizadas. “Las escuelas no solo enfrentan brechas de aprendizaje, sino también contextos marcados por pobreza multidimensional, desempleo, violencia e inseguridad, lo que exige un tipo de liderazgo más humano, contextualizado y resiliente”, explica la Dra. Aparicio.
Desde esta perspectiva, los directivos no se ven solo como gestores de resultados, sino como agentes de cambio que deben acercar a sus estudiantes a nuevas oportunidades y formas de vida, muchas veces ajenas a su entorno inmediato. En este sentido, surge una crítica al sistema escolar actual, que tiende a simplificar la inclusión como la atención a necesidades educativas especiales, sin abordar las causas estructurales de la exclusión.
“Las y los docentes que logran conectar con esta realidad, respetarla y generar aprendizajes significativos en medio de la adversidad, son altamente valorados por los equipos. Pero también enfrentan tensiones constantes: ¿cómo avanzar en justicia educativa si el sistema sigue priorizando resultados estandarizados?”, reflexiona la investigadora.
Este cuestionamiento dio origen a un nuevo proyecto liderado también por la Dra. Aparicio: un Fondecyt de Iniciación en Investigación (11240252) financiado por Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), que se desarrolla desde el 2024 hasta el 2027, con el objetivo de construir un modelo de liderazgo educativo contextualizado, en conjunto con directivos escolares y académicos. La iniciativa busca ofrecer herramientas reales, sostenibles y adaptadas a la realidad de las escuelas que enfrentan altos niveles de vulnerabilidad.