Por Oriele Lagos, Jefa nacional de Especialidad Escuela Salud AIEP

Con el objetivo de promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad, se conmemora cada 3 de diciembre el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, dando así visibilidad de miles de personas en el mundo que están en esta situación y en específico a las más de 2 millones que en Chile enfrentan esta problemática.

Y aunque la definición de discapacidad va mutando según los cambios de la sociedad, para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se trata de una condición que afecta el nivel de vida de un individuo o de un grupo. El término se usa para definir una deficiencia física o mental, como la discapacidad sensorial, cognitiva o intelectual, la enfermedad mental o varios tipos de patologías crónicas.

En este contexto, desde la educación técnica y superior tenemos la misión de reducir las barreras para que la discapacidad no sea un impedimento para la participación social y hacer nuestro el lema de la agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU: “No dejar a nadie atrás”.

¿Qué hacer para la inclusión de estas personas? Es mucho lo que podemos aportar desde nuestros espacios laborales y personales, pero hoy quiero poner especial énfasis en la actividad física, fitness y wellness. Creo que esta actividad es primordial para disminuir los obstáculos que actualmente tienen las personas con discapacidad y, específicamente, desde las instituciones de educación superior se deben desarrollar programas de estudios donde se trabaje e incorpore la inclusión.

Por ejemplo, las escuelas que imparten carreras deportivas deberían comenzar por revisar cómo son sus accesos, si está preparada su infraestructura, cuáles son sus protocolos, cómo realizan sus propias actividades y si hay posibilidad de adaptarlas. Difundir el concepto de deportes y actividad física o fitness y wellness adaptados, que se comprenda que son todas aquellas actividades deportivas donde se adecuan las reglas y/o implementos permitiendo que las personas con alguna discapacidad puedan desarrollar una actividad, competir y obtener logros en su disciplina.

Al mismo tiempo, se debería instruir a los profesionales de las instituciones de educación y a los futuros profesores y técnicos deportivos para que entiendan y reconozcan las habilidades de las personas. Es primordial que conozcan y apliquen cargas de entrenamiento, metodología, técnicas y tácticas adecuadas para cada situación. Que se manejen en periodización del entrenamiento, que sepan realizar evaluaciones indirectas y que conozcan las directas y que éstas las apliquen, para entrenar en relación con la condición física individual para la mejora del rendimiento físico y psicológico.

En paralelo y según nuestra experiencia en AIEP, también es importante llevar la actividad física, deportiva y fitness y wellness hacia la inclusión e ir un paso más allá con actividades unificadas. Con esto lo que se pretende es que no se aparte a un grupo de personas por alguna necesidad. La idea es motivar a la participación de toda la comunidad sin distinción. Lo que queremos es que todos disfruten del estar en movimiento y el ejercicio grupal.

El gran valor de contar con ejercicios ajustados, actividades unificadas y con los profesionales preparados para implementar las rutinas está en que las personas podrán demostrar ante la sociedad que independiente de sus capacidades con disciplina, entrenamiento, convencimiento y pasión se pueden concretar todo tipo de objetivos más allá de los deportivos.

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