Faride Rendich Académica Facultad de Educación Universidad de Las Américas
La formación de docentes juega un papel esencial en garantizar que los estudiantes reciban una educación que los prepare adecuadamente para los desafíos del futuro. En este contexto, la implementación de un modelo de formación práctica, centrado en el aprendizaje a través de simulaciones en el campus universitario y la experiencia real en el aula, representa una innovación significativa en la preparación de futuros docentes.
Este enfoque se basa en la integración de Prácticas Pedagógicas Esenciales (PPE) dentro del currículo formativo. Éstas son técnicas, estrategias y métodos de enseñanza fundamentales que han demostrado ser efectivas para promover el aprendizaje significativo. Entre las PPE se incluyen habilidades como liderar discusiones grupales productivas, verificar la comprensión de los estudiantes durante y al final de cada clase, implementar rutinas de organización, diagnosticar patrones comunes de pensamiento, retroalimentar a los alumnos de manera oral y escrita, e interpretar el pensamiento y resultado del trabajo. Al dominar y aplicar estas prácticas en la sala de clases, los futuros docentes pueden mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, creando entornos educativos más efectivos, inclusivos y adaptados a las necesidades de todos los niños, niñas y jóvenes.
Un aspecto distintivo de este modelo es la articulación de las PPE con la práctica en terreno. Esta estructura asegura que los estudiantes de pedagogía puedan aplicar de manera coherente y progresiva las habilidades adquiridas, siempre bajo la guía de tutores experimentados.
Además de fortalecer las competencias de los futuros docentes, este modelo promueve una educación inclusiva y equitativa. Al preparar a los alumnos para gestionar la diversidad en el aula, se fomenta un entorno que valora y respeta las diferencias individuales, equipando a los estudiantes con las habilidades necesarias para ser líderes comprometidos con la justicia social.
El desarrollo de este enfoque no ha sido un esfuerzo aislado. Ha implicado la colaboración de toda la comunidad académica internacional y nacional. Dicho enfoque no solo mejora la calidad educativa, sino que también forma profesores capaces de transformar vidas y contribuir al desarrollo de una sociedad más justa y equitativa.
Equipo Prensa
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