Estudiantes escolares presentaron investigaciones científicas sobre contaminación, salud y medioambiente como parte de un programa de formación para aplicar la ciencia a problemas reales de sus comunidades.

Valparaíso, junio 2025. Las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) han experimentado un desarrollo significativo en Chile en los últimos años. Según el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE), en 2024 el proceso de admisión creció 5,1% respecto del año anterior, una cifra que sugiere un creciente interés por parte de los jóvenes en formarse en estas áreas.

Este escenario se ve complementado por iniciativas que refuerzan la apuesta por el talento joven mediante espacios de apoyo que potencien sus habilidades científicas. Una de ellas es el programa educativo Impulsa “Biotec”, ejecutado por la Academia de Biotecnología Agrícola y la empresa BASF, que durante meses acercó a estudiantes de entre 13 y 16 años al mundo de la ciencia aplicada y que esta semana concluyó con la presentación de los proyectos biotecnológicos desarrollados por los jóvenes.

Enfocados en resolver desafíos presentes en sus comunidades, los trabajos abordaron temáticas como la contaminación del aire en la Bahía de Quintero, la regeneración de suelos infértiles en zonas de sacrificio entre Puchuncaví y Concón, la degradación de microplásticos mediante organismos, el diseño de biocapturadores de contaminación y terapias para enfermedades neurodegenerativas con proteínas del veneno de la «falsa viuda negra».

Durante la jornada de cierre, los participantes compartieron sus vivencias académicas y personales. Amanda Arredondo, estudiante del Colegio Rayén Caven de Concón y alumna de la Academia, agradeció a las organizaciones y sus profesores “por valorar la mirada de los jóvenes y confiar en nuestro potencial para crear soluciones que, en el futuro, puedan generar un impacto positivo en el país”.

Aprender investigando

Detrás de estos resultados hubo una metodología que llevó a los estudiantes a convertir sus propios hogares en laboratorios gracias a sesiones científicas virtuales y la entrega de 60 kits científicos. “Esto les permitió realizar pruebas, cultivar muestras y aplicar técnicas básicas de biotecnología. Así, experimentaron desde sus casas, acercando la ciencia a su vida cotidiana. Como empresa, creemos firmemente que apoyar la ciencia desde una etapa escolar es esencial para enfrentar los desafíos actuales”, destacó María Jesús López, Gerenta de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de BASF Chile.

En total, el programa capacitó a más de 120 jóvenes y dio origen a 31 proyectos científicos y tecnológicos. De ese grupo, 29 estudiantes avanzaron a una etapa formativa superior, donde profundizaron en la metodología y desarrollaron la fase experimental de sus investigaciones.

“Lo más potente de este proceso es ver cómo los estudiantes dejan de sentirse espectadores frente a los problemas de su comunidad y comienzan a reconocerse como parte activa de las soluciones. La ciencia, para ellos, dejó de ser una materia y comenzó a ser una herramienta”, subrayó Camila Martínez, biotecnóloga y fundadora de la Academia de Biotecnología Agrícola.

En tiempos donde el vínculo entre juventud y ciencia aún presenta grandes brechas, experiencias como esta evidencian que es posible formar una nueva generación de profesionales capaces de investigar, crear y proponer soluciones concretas a los desafíos de sus comunidades.

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Equipo Prensa
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