Por Marcelo Sáenz, director nacional de Desarrollo Académico de AIEP
La transformación digital y todos los cambios sociales, económicos y culturales que ha desarrollado, algunos de los cuales se han acelerado o fortalecido por la vivencia de la pandemia de la Covid-19, ha impactado la educación en gran parte del mundo. En este contexto, las instituciones de educación superior han debido adaptarse para responder a los nuevos desafíos, implementando flexibilización de sus ofertas de valor, sumando servicios de acompañamiento y de personalización, sumando analítica y predicción e incorporando o preparándose para hacerlo de nuevas tecnologías, como es el caso de la Inteligencia Artificial, de un explosivo despliegue en los últimos meses, e incluso solo semanas.
Las instituciones de Educación Superior deben tener un entendimiento cabal del Mundo para el que trabajamos y que enfrenta vertiginosos cambios, de modo que podamos desarrollar ofertas de valor académico adecuadas y acordes a las diversas exigencias y desafíos que nos entrega, es decir, una orientación genuina al estudiante por un lado y consciente de los requerimientos no solo de él, sino que de su entorno laboral. Toda persona que se presenta como un estudiante lo hace con distintos requerimientos, expectativas, estilos y preferencias.
La flexibilización se refiere principalmente a la forma de desplegar los programas y servicios complementarios para atender a las diversas necesidades y estilos de los estudiantes. En el caso del Instituto Profesional AIEP en Chile, se han desarrollado múltiples formatos y fortalecido los servicios de acompañamiento al estudiante para ofrecer una educación de calidad a más de 95.000 estudiantes, 20.000 de ellos 100% a distancia.
En innovación en la educación hay múltiples aproximaciones. Entre ellas, destaco dos que han irrumpido y desafiado a las instituciones de educación superior. Por una parte, es relevante valorar el aporte que realizan empresas, instituciones y agrupaciones en la entrega de microcredenciales, agrupables en macrocredenciales y como estas o compiten o son asimiladas y reconocidas por las instituciones de educación superior, jugando un rol activo en su uso y creación.
En un segundo término dentro de los aportes a la innovación en educación a destacar, es fundamental ver las potencialidades que ofrece la Inteligencia Artificial -IA-, especialmente en procesos de diseño instruccional, apoyo a la docencia y servicios de acompañamiento, y en analítica y predicción. Es importante diseñar y aprovechar adecuadamente el uso de IA en procesos que permitan agregar valor, optimizar o simplificar, y dejar a la acción humana agregar aún más valor por sobre un nuevo y más elevado umbral de desarrollo.
En resumen, la adaptación y transformación de las instituciones de educación superior es crucial para ofrecer una educación de calidad que responda a los nuevos desafíos y necesidades de los estudiantes y los entornos en que se desenvuelven o lo harán. La flexibilización, la incorporación de tecnologías como la IA y la innovación en el desarrollo de los aprendizajes, como por ejemplo mediante la entrega de microcredenciales son algunas de las claves para enfrentar los retos que presenta la educación en la tercera década del siglo XXI.
Equipo Prensa
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