Por Carolina Rojas Parraguez, Directora Académica de Preuniversitario CPECH

Quedan solo unos meses para que miles de estudiantes en todo Chile enfrenten uno de los hitos más importantes de su vida académica: la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), que se rendirá los días 1, 2 y 3 de diciembre de este año. Esta recta final no solo está marcada por la intensidad de los estudios, sino también por un fenómeno que muchas veces se pasa por alto: la ansiedad y la presión emocional que conlleva este proceso.

Preparar una prueba de este tipo no significa únicamente memorizar contenidos. Implica también entrenar la mente y las emociones para enfrentar de la mejor manera un desafío que no solo mide conocimientos, sino también la capacidad de manejar el tiempo, la calma y la seguridad en uno mismo. La experiencia nos demuestra que los jóvenes que logran gestionar su ansiedad llegan mejor preparados, no porque sepan más, sino porque confían más en lo que saben.

En CPECH hemos observado que la ansiedad, cuando no se maneja, puede convertirse en el mayor obstáculo de un estudiante. Por eso, acompañar a los jóvenes en lo académico es fundamental, pero hoy resulta igual de importante entregarles herramientas para gestionar sus emociones. Estrategias como ejercicios de respiración, planificación realista del tiempo, simulacros bajo condiciones similares a la prueba y espacios de autocuidado marcan una diferencia enorme.

Al mismo tiempo, esta etapa final también abre preguntas sobre el futuro. La presión por “elegir bien” una carrera puede ser tan o más desafiante que la propia prueba. Aquí es clave recordar que la vocación no siempre aparece de manera inmediata: explorar intereses, identificar talentos y reflexionar sobre motivaciones personales son pasos necesarios para tomar decisiones conscientes y no solo rápidas.

La PAES es, en definitiva, una prueba importante, pero no define por sí sola el futuro de un estudiante. En esta recta final, el equilibrio entre preparación académica, contención emocional y claridad vocacional es lo que permitirá rendir con confianza y proyectar un camino profesional con mayor sentido.

Porque al final del día, lo que está en juego no es solo el puntaje que se obtenga en diciembre, sino la capacidad de enfrentar con seguridad los primeros grandes desafíos de la vida adulta.

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