Sergio Gutiérrez, Director Carrera de Traducción e Interpretación en Inglés UDLA Sede Viña del Mar

Cada 23 de abril, el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor nos invita a celebrar y fomentar el acceso a la literatura. Esta fecha nos recuerda que el libro es un portal hacia la imaginación, pero también hacia la reflexión; es ventana y espejo. Las obras que leemos siguen un largo recorrido desde la pluma de los autores hasta nuestras manos, y una etapa suele pasar desapercibida: miles de libros cruzan la frontera invisible de los idiomas gracias al trabajo cuidadoso de los traductores.

Si cada obra quedara atrapada en su idioma original, ¿cuántos libros que hemos disfrutado nos serían inaccesibles? Cuando leemos libros traducidos, nos adentramos en culturas y lugares que quizás nunca conoceremos en persona. Por su parte, la ficción ha creado historias que despiertan nuestra imaginación y nos ayudan a entender la experiencia humana. Es difícil imaginar que el mundo entero no conociera las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas o las reflexiones del Principito en su viaje interplanetario. Estas historias, que entretienen y sensibilizan, han llegado a cientos de idiomas gracias a la invaluable labor traslativa.

La traducción no se limita solo a trasponer palabras de un idioma a otro. Traducir es reconocer las funciones y las emociones de los textos, distinguir los matices de los diálogos con su humor y sus referencias, representar la personalidad de los personajes y la atmósfera de los lugares, transmitir fielmente la voz y el estilo de cada autor. Es lograr que un mensaje resuene de igual manera en todos sus lectores, sin importar qué idiomas dominan.

Mientras celebramos esta efeméride, recordemos que, al igual que la escritura, la traducción es y seguirá siendo un arte irremplazable creado por humanos para humanos.

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