Precauciones a la hora de manipular y mantener los alimentos, además de preferir aquellos que entregan mayor energía, son algunas de las recomendaciones que entregan académicas de la Universidad San Sebastián. 

Comenzó marzo y la vuelta al colegio es para los niños un momento de reencuentro con sus compañeros y el regreso a una rutina que, entre sus mayores atractivos, contempla los recreos; el espacio de diversión y esparcimiento más esperado del día, donde la hora de colación y almuerzo es protagonista. Pero no todas las alternativas son saludables y les aportan nutrientes. 

Una situación que se vuelve relevante considerando que, según un reciente estudio publicado por la Federación Mundial de la Obesidad, el 42% de los chilenos mayores de 20 años es obeso, y, además, el 83% de los adultos chilenos cuenta con un índice de Masa Corporal (IMC) alto, considerado como sobrepeso. Además, según el Mapa Nutricional de Junaeb 2023, el 17,6% de los niños padecen de obesidad y otro 26,7% de sobrepeso.

Recomendaciones de colaciones saludables 

Sobre la importancia de preferir alimentos que entreguen mayor energía, la académica de Vinculación con el Medio (VcM) de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, Cinthia Quezada, puntualiza que los mejores alimentos, por su aporte nutricional, son “las frutas de temporada; así como el huevo duro y los frutos secos, como almendras, nueces, pistachos o maní sin sal; además de los lácteos, como leches en cajita y yogur natural sin azúcar”.

La nutricionista detalla que “la porción sugerida es, en general, una unidad de fruta, en el caso de alimentos como la naranja, el pepino, la manzana y la pera. Para el melón, frutilla y sandía, se recomienda una taza; en el caso de las cerezas, es de 15 unidades; para las tunas, 2 unidades; para la uva, 10 unidades; para la piña, 3/4 de taza y para el plátano, media unidad”. 

“En el caso del huevo, la porción es una unidad y para los lácteos, una taza de 200 cc. de leche y 150 cc. de yogur. Los frutos secos deben ser entre 25 y 30 unidades, o lo que cabe en la mano”, puntualiza.

En relación con los sándwiches con agregados como queso o jamón, la académica advierte que estos “habitualmente exceden su aporte nutricional en calorías y nutrientes, por lo tanto, si bien se pueden consumir, no se recomienda que sea como colación, sino en otros horarios de alimentación. Para lograr que el sándwich sea más saludable se sugiere utilizar pan integral con agregados como tomate, palta, lechuga o quesillo. En cuanto a las galletas ultra procesadas, una porción de estas aporta más de 200 calorías, dadas por azúcar y grasas saturadas, por ello, en el caso de que los niños quieran consumir este tipo de productos, la recomendación es hacer galletas caseras con avena, manzana, miel y pasas”.

La experta, también líder del Programa Territorial Hito “Más Niñez y Adolescencia Saludable”, de VcM, concluye que el aporte nutricional de una colación no debería superar las 150 calorías, y en su mayoría debería estar dado por carbohidratos complejos, proteínas, grasas polinsaturadas, vitaminas y minerales. 

Evitar la intoxicación

La académica VcM de Enfermería de la USS, María Sylvia Campos, entrega algunos consejos para evitar intoxicaciones en los niños, por el consumo de colaciones en mal estado o alimentos descompuestos. 

“La manipulación de las colaciones y almuerzos obliga a un lavado muy cuidadoso de las manos antes de consumir cualquier alimento, pues así se evita traspasar microrganismos tales como bacterias, virus u hongos. Además, al transportar las colaciones desde la casa hasta el establecimiento educacional, es necesario que sea a través de bolsas o envases herméticos, separando los alimentos que puedan generar líquidos –como las frutas– de aquellos que deben estar secos. Los productos que serán consumidos crudos deben lavarse muy bien”, afirma la académica. 

Otro aspecto muy importante es “fijarse en la expiración de los alimentos envasados, ya que algunos se compran en ofertas y, a veces, la fecha de vencimiento está muy cercana. Asimismo, a la hora de preparar carne o pescado no se debe colocar el producto en el mismo recipiente en donde estaban estos alimentos crudos sin antes haberlo lavado muy bien.

“Se debe refrigerar cualquier alimento perecedero o sobras dentro de un periodo de dos horas. Se sugiere que el refrigerador esté graduado en un rango de temperatura de alrededor de 4°C y el congelador por debajo de los -18°C. En estos días, en que aún hay altas temperaturas, las carnes de vacuno, ave o pescado se deben cocinar dentro de las primeras 24 horas, y en caso contrario, guardarlas lo más pronto posible en el congelador. Los alimentos congelados se deben cocinar por el tiempo completo recomendado por el productor, lo que está señalado en el paquete. Además, se sugiere no comprar alimentos empaquetados con el sello roto, ni latas que tengan protuberancias, muescas o hundimiento”, agrega.

Finalmente, indica, el consumidor debe estar alerta al olor, color y aspecto visual de los alimentos, ya que constituyen un buen elemento para identificar si está descompuesto o no, dado que esto puede provocar infecciones estomacales severas.

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