- Patricio Catalán, profesor del Departamento de Obras Civiles, junto a otros expertos fue parte de las actividades impulsadas por Cigiden para fortalecer la preparación de la comunidad ante eventos socionaturales.
A 40 años del terremoto del 3 de marzo de 1985 y 15 años del sismo del 27 de febrero, el académico de la Universidad Técnica Federico Santa María, Dr. Patricio Catalán, en colaboración con el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), entregaron recomendaciones sobre prevención y respuesta ante tsunamis, ya que estos eventos van directamente asociados a temblores de alta magnitud.
En este sentido, el investigador explicó que “si se produce un terremoto que no nos deja mantenernos en pie y que dura más de 30 segundos puede generar un tsunami y, por lo tanto, es necesario activar los protocolos de autoevacuación, es decir, buscar un lugar alto, idealmente en la ladera de un cerro, o si está muy cerca de la costa ver otra alternativa porque en la medida que cada uno de nosotros reaccionemos bien, vamos a estar reaccionando bien como sociedad”.
El Dr. Patricio Catalán agregó que la memoria colectiva juega un papel clave en la preparación ante desastres, así una de las características que tuvo el 27F, especialmente en lo referente al tsunami, “es que habían pasado 50 años desde el último tsunami destructivo en Chile. Si bien teníamos preparación, nuestra memoria se había ido perdiendo, y no todo funcionó como debería haberlo hecho. Este tipo de actividades son importantes porque permiten recordar lo que ha pasado en nuestra historia y mejorar la preparación de las personas».
Asimismo, el académico precisó que durante esta última década se ha avanzado considerablemente en materia de ciencia de tsunamis, por lo que en la actualidad el Sistema Integrado de Predicción y Alarma de Tsunamis (SIPAT), que surgió tras el 27 F , “es reconocido como uno de los cinco mejores del mundo”, añadiendo que “definitivamente se ha aprendido mucho, pero eso no significa que estemos listos, siempre hay que seguir avanzando, siempre hay que seguir comunicando y lograr que principalmente las personas sepan cómo reaccionar”.
Actividades
Cigiden en conjunto con investigadores de otras casas de estudio, llevaron a cabo distintas actividades desarrolladas en Valparaíso y Viña del Mar; esta última se efectuó en el Muelle Vergara, donde se montaron stands informativos y los asistentes pudieron interactuar con diversas instalaciones diseñadas para concientizar sobre la amenaza sísmica en el país, destacando un simulador de terremotos que permitió experimentar de manera controlada la intensidad de un sismo.
En la oportunidad, Nicole Guerrero, geógrafa y encargada de la Unidad de Vinculación y Educación de Cigiden, recalcó la importancia de abrir espacios de conversación sobre el 27F y sus lecciones. «El evento de 2010 marcó un antes y un después, no solo en las comunidades, sino también en la normativa y la institucionalidad. Hoy ya no tenemos la Onemi, sino el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Sinapred) y el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), lo que ha cambiado la forma en que abordamos el riesgo”, explicó.
Avances en instrumentación y alertas
Desde el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada, el teniente Alejandro Marabolí, jefe de la División del Sistema Nacional de Alarma de Maremotos (SNAM), destacó el rol de la institución en la gestión del riesgo y la importancia de la difusión del conocimiento. «Han pasado 15 años desde el 27F, y la curva del olvido es algo que siempre existe. Es vital que la gente sepa qué hacemos, cómo nos preparamos y entrenamos, y qué deben hacer ante un terremoto con amenaza de tsunami”.
En tanto, Patricio Winkler, investigador de Cigiden y académico de la Universidad de Valparaíso, subrayó los avances en tecnología y monitoreo de tsunamis tras el 2010. «El desarrollo del Sistema Integrado de Predicción y Alarma ha sido clave. Pasamos de generar una alerta para todo el país a una sectorizada por unidades, lo que minimiza los prejuicios y optimiza la respuesta ante emergencias. Además, el país ha aumentado su red de mareógrafos y boyas de monitoreo, lo que permite una detección mucho más precisa y eficiente».