Romy Weinborn Académica Investigadora Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía Universidad de Las Américas
La Medicina Veterinaria es esencial para la sociedad, ya que desempeña un papel fundamental en la salud animal y su interrelación con la salud pública y el bienestar humano. A pesar de ser una disciplina altamente vocacional, enfrenta retos significativos, que incluyen condiciones laborales demandantes y, en algunos casos, situaciones de violencia.
Recientemente, se han documentado casos en los que médicos veterinarios han sido víctimas de agresiones por parte de tutores de animales insatisfechos con la atención clínica. En países como México, desde 2019, se ha informado del homicidio de al menos diecinueve profesionales. Si bien en Chile no se han registrado casos de tal magnitud, existen antecedentes de agresiones verbales y físicas hacia el personal veterinario, reflejando una problemática que merece atención.
El ejercicio de la Medicina Veterinaria conlleva una alta carga emocional y psicológica. Diversos estudios han evidenciado que es uno de los trabajos con mayores tasas de agotamiento y niveles elevados de estrés ocupacional, atribuibles a la alta demanda laboral, la presión económica y la necesidad de enfrentar decisiones éticas complejas. Además, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) ha destacado la importancia de la salud mental en el gremio veterinario, promoviendo estrategias para mitigar el impacto de estos factores en el bienestar de los profesionales.
Una de las dificultades recurrentes es la percepción social sobre la atención veterinaria, en la que se espera un servicio de alta calidad, rápido y de bajo costo. No obstante, la medicina veterinaria, al igual que la humana, requiere pruebas diagnósticas, tratamientos especializados y un costo asociado a cada procedimiento. En este contexto, es fundamental promover una mayor educación y comprensión sobre dicha labor, así como fomentar una comunicación efectiva entre profesionales y tutores de animales para gestionar expectativas realistas y prevenir conflictos.
Para abordar esta problemática, se recomienda la implementación de protocolos de atención que incluyan la prevención de conflictos y el acceso a redes de apoyo psicológico para los profesionales del área, junto con fortalecer las medidas de seguridad. Además, es crucial incentivar el uso de mecanismos formales para canalizar denuncias sobre situaciones de presunta negligencia, evitando acciones como el ciberacoso o la intimidación, que solo agravan el problema y generan un clima de hostilidad innecesario. En Chile existe la posibilidad de canalizar lo anterior mediante la Fiscalía o en la Policía de Investigaciones (PDI) y en estos casos se debe contar con medios de prueba.
La Medicina Veterinaria requiere una valoración justa y condiciones laborales seguras. La colaboración entre la sociedad, los organismos reguladores y los propios profesionales, es clave para garantizar un entorno de trabajo adecuado y una atención óptima para los animales y sus tutores.