El coordinador de Extensión Cultural de la UANDES, Raúl La Torre, detalla que la Revolución Industrial fue un proceso que cambió la fisonomía de las ciudades y la forma de vida de una gran parte de occidente. Además, que el trabajo sufrió el fenómeno migratorio del campo a las zonas urbanas.
El Día del Trabajador tiene sus raíces en el movimiento obrero del siglo XIX, particularmente en los Estados Unidos y Europa. Una de las tragedias más significativas que condujeron a la instauración de esta conmemoración fue la Revuelta de Haymarket en Chicago en 1886. Como resultado de estos eventos, se proclamó el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores en honor a estos mártires y como un símbolo de solidaridad global entre los trabajadores. En este periodo, Chile, al igual que en gran parte del mundo, experimentaba una serie de cambios marcado por el crecimiento económico, la desigualdad social, el surgimiento del movimiento obrero y la inestabilidad política.
Raúl La Torre, historiador y coordinador de Extensión Cultural UANDES detalla que, para la segunda mitad del siglo XIX, el mundo se encontraba en plena adaptación de la Revolución Industrial, un proceso que cambió la fisonomía de las ciudades y la forma de vida de una gran parte de occidente. “El trabajo sufrió el fenómeno migratorio del campo a la ciudad, y amplios terrenos de cultivo al aire libre se transformaron en lúgubres espacios bajo techo, y en muchos casos hacinados, sin un horario natural que regule las horas de trabajo. Una población sin conocimiento de derechos y acostumbrada a los campos se vieron obligadas a cumplir con extensas jornadas laborales en un nuevo espacio común que iba creciendo en forma acelerada: la ciudad”.
A pesar del crecimiento económico, la desigualdad social era marcada. El movimiento obrero chileno comenzaba a organizarse y a exigir mejores condiciones laborales. Se formaron sindicatos en sectores como la minería, la agricultura y la industria, y los trabajadores participaban activamente en protestas y huelgas para defender sus derechos. Asimismo, en este periodo, Chile experimentó un importante flujo de inmigrantes europeos, especialmente de países como España, Alemania, Italia y Francia. Estos inmigrantes contribuyeron al crecimiento económico y cultural del país, pero también enfrentaron dificultades y discriminación en algunos casos.
El coordinador de Extensión Cultural UANDES explica cuál era la situación chilena. “Aunque con menor velocidad, fue siendo influenciada por la Revolución Industrial y los fenómenos asociados a ella. Se suma, además, la adhesión de territorios al norte de nuestro país, post Guerra del Pacífico, que significó la incorporación de grandes terrenos de extracción del salitre, generando, de forma inmediata, una nueva forma de concebir la fuerza laboral y su adaptación en nuestro territorio”.
Por otro lado, Chile experimentaba un proceso de modernización y urbanización en ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción. Se construyeron infraestructuras como ferrocarriles, puertos y edificios públicos, lo que contribuyó al desarrollo económico y social del país.
“Las últimas décadas del siglo XIX e inicios del XX, cambió el rostro de Santiago. Aparecieron los palacios de influencia europea pertenecientes a las nuevas fortunas, las que pertenecían a familias que gozaban del éxito de empresas vinculadas al carbón, salitre, la minería o la importación de bienes; mientras que iban naciendo barrios obreros a la par que aparecía un nuevo desafío: la cuestión social”, agrega el historiador.
El Patrimonio de Chile a fines del siglo XIX:
En este periodo Chile contaba con una rica diversidad de patrimonios culturales, arquitectónicos y naturales que reflejaban su historia, identidad y desarrollo. Latorre puntualiza que “un ejemplo fue el que vivió Valparaíso, donde además se instalaron familias migrantes de origen europeo, creando grandes emporios de diferentes rubros comerciales”.
Aquí hay algunos ejemplos destacados:
- Teatro Municipal de Santiago: Inaugurado en 1857, es uno de los principales exponentes de la arquitectura neoclásica en Chile. Durante el siglo XIX, fue un importante centro cultural y social, acogiendo numerosas obras de teatro, conciertos y eventos de ópera.
- Barrio Concha y Toro, Valparaíso: Este barrio conserva muchas de las casas y edificaciones del siglo XIX, reflejando la arquitectura típica de la época. Sus calles empedradas y coloridas escaleras son un atractivo turístico que muestra la herencia cultural y arquitectónica de la ciudad portuaria.
- Palafitos de Castro, Chiloé: Estas estructuras, que datan del siglo XIX, son un símbolo icónico de la arquitectura y el patrimonio cultural de la región, y forman parte del paisaje único de Chiloé.
- Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, Llanquihue: Este parque, creado en 1926, tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando se estableció la colonización europea en la zona.
Equipo Prensa
Portal Educa