Gloria Astudillo Directora Escuela de Pedagogía en Educación Física Universidad de Las Américas
Las vacaciones de invierno son un respiro merecido para niños, familias y educadores. Un tiempo para descansar, desconectarse y, muchas veces, dejar que el cuerpo también entre en modo pausa. Pero mientras las pantallas, el abrigo del hogar y las rutinas relajadas nos envuelven, hay una realidad que muchas veces se pasa por alto: durante estas semanas, el movimiento infantil suele reducirse drásticamente.
Y es que con frío afuera y mayor tiempo dentro de casa, el juego activo da paso a actividades más sedentarias. El problema aparece cuando esta realidad se extiende más allá de las vacaciones. El regreso al colegio, también debiera ser un retorno al movimiento: a correr en los recreos, jugar en la plaza después clases y a las actividades de educación física, con verdadero protagonismo.
El movimiento no es un lujo, es una necesidad, es salud orgánica, pero también emocional y cognitiva. Diversos estudios demuestran que los niños que se mueven con regularidad no solo tienen mejor salud cardiovascular y menos riesgo de obesidad, sino que también tiene mayor capacidad de concentrarse, duermen profundamente y muestran más autoestima.
Sin embargo, vivimos tiempos en los que moverse parece cada vez más difícil: las ciudades son menos seguras para jugar en la calle, los patios escolares muchas veces son insuficientes, y la tecnología, por maravillosa que sea, compite ferozmente con la pelota, la cuerda o simplemente correr.
Este regreso a clases debe ser una invitación a recuperar el cuerpo. A reconectar con el juego libre, con la importancia del recreo como espacio educativo, y a valorar la práctica motriz no como un extra, sino como parte esencial del desarrollo infantil.
Padres, docentes y autoridades: hagamos del movimiento una prioridad. Porque el cuerpo también aprende. Y porque si queremos niños sanos, felices y con ganas de aprender, necesitamos darles algo más que libros y lápices; necesitamos darles espacios para moverse.