Francisco Pérez Académico Escuela de Pedagogía en Educación Diferencial Universidad de Las Américas
Las vacaciones son un tiempo fundamental para el descanso y la recreación familiar. Sin embargo, para muchas familias con niños y niñas que presentan diferentes formas de diversidad funcional, garantizar experiencias inclusivas y participativas para ellos depende de la accesibilidad cognitiva. Este concepto hace referencia a la capacidad de los entornos y actividades para ser comprendidos por los infantes, ya que cada persona posee habilidades distintas, pero todas pueden interactuar y participar activamente en diferentes contextos.
Para que los niños con diversidad funcional disfruten plenamente de los espacios durante las vacaciones, es esencial que estos sean claros, predecibles y adaptados a sus necesidades. La anticipación juega un papel crucial: si los pequeños pueden visualizar lo que sucederá mediante horarios, mapas sencillos o señales visuales, participarán con mayor confianza y seguridad.
Crear entornos accesibles no solo se beneficia a los menores con diversidad funcional, sino que también favorece a que todos en su alrededor tengan claridad y previsibilidad sobre las actividades a realizar. Además, con la capacitación adecuada del personal en diversos espacios como centros comerciales, piscinas recreativas, restaurantes, zonas de camping, zoológicos, playas o aeropuertos, y la inclusión de apoyos visuales e instrucciones precisas, se puede garantizar que todos los niños, sin importar su condición, disfruten del tiempo libre y fortalezcan sus lazos familiares.
Las vacaciones deben ser un espacio inclusivo para todos los niños, donde la accesibilidad cognitiva sea un elemento central para asegurar que participen de manera equitativa, gracias a la eliminación de diversas barreras.
Equipo Prensa
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