- La aplicación de gases es clave para la existencia de un buen efecto burbujeante y frescura en los espumantes. Cualidades logradas gracias a la incorporación de dióxido de carbono y nitrógeno.
Se acerca una de las épocas más esperadas del año, donde el espumante es el rey indiscutido de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Pero ¿qué tanto sabemos del uso de la tecnología y gases previo a que dicho líquido llegue a nuestras copas?
En el caso de los espumantes, el contenido de dióxido de carbono (CO2) es fundamental para su efecto burbujeante, como también la aplicación de nitrógeno (N2), puesto que gracias al correcto equilibrio de estos gases se logra mantener o disolver -por fermentación o adición- la correcta proporción de gases disueltos en el producto. “Las soluciones que se utilicen estarán determinadas por el proceso mediante el cual se elabora el espumante; para los métodos charmat y champanoise, el componente a utilizar es N2 o CO2, para las contra presiones del tanque y línea de envasado”, explica Bastián Monsalve, ingeniero desarrollo de negocios Air Producst Indura.
¿Cuál es el rol del CO2?
Monsalve detalla que “el CO2 se utiliza en la etapa de presurización del tanque y envasado del producto, para el método de gasificación; también se disuelve directamente en la elaboración del producto gasificado en cuba, con el fin de incorporar el gas como finas burbujas que logran mantenerse por más tiempo en la copa manteniendo así por más tiempo el efecto de la frescura característica de los espumantes”.
El ingeniero desarrollo de negocios Air Producst Indura, agrega que “nosotros trabajamos con tres tipos de procesos de elaboración de espumantes. El de mayor volumen es mediante la carbonatación forzada de un vino base, esto se realiza en tanques presurizados o en línea. Con esto se busca alcanzar niveles óptimos de CO2 disuelto. Las cepas utilizadas pueden ser de cualquier tipo blanco. Un segundo proceso es el llamado método charmat, dónde el vino base pasa por un segundo proceso de fermentación en cubas, las cuales llegan a altas presiones debido a la generación natural del C02. El tercer método está enfocado a espumantes de mayor calidad y se trata del método tradicional o champenoise, dónde el vino pasa por un segundo proceso de fermentación en la misma botella”.
“Es así como junto a la elaboración de los diferentes tipos de bebestibles más cotizados en verano, hay implícitas varias técnicas que la mayor parte de las personas desconoce. Sin embargo, a criterio de Monsalve, “dentro de las consideraciones a tener presente al momento de consumirlos, la principal es otorgar la tranquilidad, tanto al fabricante como al consumidor final, de que se trata de aplicación de productos inocuos: gases grado alimenticio certificados de alta calidad”.
De esta manera es posible celebrar y brindar con un exquisito y sofisticado espumante para cerrar el año 2022 y dar la bienvenida al 2023.
Equipo Prensa
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