Hace más de 25 años, solo el 5% de los hogares tenía internet domiciliario, sencillamente un lujo, para algunas familias.
La mayoría de nosotros, solo podíamos acceder esporádicamente, pagando por una hora en un cibercafé, y sacar el máximo partido a cada clic. Así aprendimos.
Con Osvaldo compartíamos el teclado, turnándonos entre tareas escolares y foros como Maestros del Web o Cristalab, donde se explicaba paso a paso cómo hacer una página en HTML o armar una animación en Flash.
Aprendías solo, o no aprendías. Pero en cada intento ganabas algo: curiosidad, autonomía, perspectiva.
Y desde esta escasez surgieron excelentes programadores, emprendedores, profesionales.
Hoy, me impresiona ver que más de 100.000 estudiantes de 7° básico en escuelas públicas están recibiendo un notebook con un año completo de internet gracias a la Beca TIC de JUNAEB. Para muchos, es la primera vez que tienen una herramienta propia. Es la llave de acceso al conocimiento, al trabajo y a la movilidad económica.
Entonces, ¿cómo activamos ese potencial?
– Herramientas reales, sin romanticismo. (Scratch, Code.org, Khan Academy, ChatGPT).
– Proyectos con propósito, no tareas mecánicas
– Espacios para explorar
– Enseñar a madres y padres a usar las plataformas
En Lirmi lo hemos visto una y otra vez: Estudiantes que no destacan, brillan. Profesores agotados, se reactivan. Comunidades resignadas, se organizan. Ya se dio el primer paso: se entregó el hardware. Ahora nos toca convertir eso en oportunidad.
Emerson Marín, CEO y Cofundador de Lirmi