En una ceremonia cargada de historia y reconocimiento, la UC Temuco homenajeó a 45 docentes, y relevó la memoria pedagógica como parte de su identidad y sello en la formación de futuros educadores.

En el auditorio Óscar Cartagena de la Universidad Católica de Temuco, tuvo lugar una jornada cargada de emoción y memoria. La conmemoración del Día del Profesor y Profesora Normalista convocó a más de cuarenta maestros y maestras formados en las históricas Escuelas Normales de Chile, hoy homenajeados por su aporte a la educación, bajo un legado que marcó a generaciones.

La ceremonia, organizada por la Facultad de Educación UCT en colaboración con la Secretaría Regional Ministerial de Educación de La Araucanía, el Departamento de Diversidad y Educación Intercultural de la casa de estudios, la Dirección de Vinculación con el Medio y el Liceo Pablo Neruda de Temuco, no solo fue un acto de reconocimiento, sino también un ejercicio de memoria histórica. La universidad quiso subrayar que, en la construcción de su propia trayectoria como formadora de docentes, el sello de los profesores normalistas está presente en sus cimientos.

Voces institucionales: rescatar y proyectar un legado

Para la decana de la Facultad de Educación de la UCT, dra. Vanessa Valdebenito, la actividad marcó un hito académico y social, de carácter hitóruco e inédito en la región, debido a que “nunca antes se había realizado en Temuco una conmemoración de esta magnitud. Para nosotros es un orgullo recibir a los profesores y profesoras normalistas, quienes entregaron su vida a la enseñanza y que representan un legado que aún inspira a las nuevas generaciones. Desde la facultad tenemos la responsabilidad de proyectar este reconocimiento hacia la formación de los docentes del siglo XXI”.

La directora del Departamento de Diversidad y Educación Intercultural, dra. Ximena Gutiérrez Saldivia, destacó la importancia de vincular la historia con la misión universitaria, y explicó que “los cimientos de la formación del profesorado en Chile están en las Escuelas Normales: los saberes pedagógicos, disciplinares y sobre todo el aspecto ético de transformar la sociedad a través de la educación. Hoy conmemoramos esa raíz y reforzamos nuestro compromiso con mantener vivo ese legado en la formación inicial de los futuros docentes”.

La directora recordó que esta no es la primera vez que la universidad se vincula con el mundo normalista, debido a que en 2024, la casa de estudios lanzó un libro sobre la educación normalista en la región, escrito por el profesor Juan Pino. La académica precisó que el homenaje constituye un paso más  “en alianza con otras entidades regionales, y nos proponemos mantener este homenaje como un hito permanente en nuestra agenda académica y comunitaria”.

Una mirada desde la política educativa

La seremi de Educación de La Araucanía, Marcela Castro Armijo, relevó que “conmemorar a los profesores normalistas es un acto de justicia, porque fueron pilares en la construcción de la educación pública en Chile. Los normalistas no solo enseñaban contenidos, sino que crearon comunidades, promovieron valores democráticos y llevaron la educación a los rincones más apartados del país. Mantener viva esta memoria fortalece nuestra identidad educativa y nos permite proyectar un futuro con raíces sólidas”.

“Es profundamente valioso  —precisó la autoridad estatal— que una institución como la UCT se sume a esta conmemoración. Que haya surgido desde la propuesta de un estudiante del Liceo Pablo Neruda demuestra que cuando vinculamos la memoria histórica con la formación actual, ayudamos a las nuevas generaciones a comprender que educar es también construir un país más justo”.

Testimonios históricos

Entre los homenajeados estuvo el profesor normalista y doctor en Educación, Juan Alejandro Pino, quien además estudió pedagogía en la UCT. Para él, este reconocimiento tiene un sentido profundo. “Me parece muy bien que la universidad haya tenido la iniciativa de realizar este evento, porque es primera vez que se hace en Temuco. Los profesores tienen que conocer la historia de la educación y de sus instituciones formadoras. El normalismo dejó un sello de disciplina, responsabilidad y compromiso social que debe ser transmitido a los nuevos docentes”.

En su relato, Pino recordó cómo la formación normalista lo marcó para siempre. “Lo más valioso era la calidad de los profesores y la capacidad de adaptar los contenidos a la realidad. Aprendimos a mirar la educación con perspectiva democrática y a vincular lo que ocurría en el país y en el mundo con lo que pasaba en la sala de clases”.

La profesora normalista Silvia Vidal Bravo, con más de 40 años de trayectoria, resumió su experiencia con sencillez y emoción. “Siempre he dicho que por accidente fui profesora de matemáticas, pero de corazón soy normalista. El sello de esa formación es la responsabilidad, el amor a los alumnos y la disciplina. Hoy me siento feliz y orgullosa de que mi alma mater nos reconozca, porque ser normalista fue, y sigue siendo, un sello que nos distingue”.

¿Qué significa ser profesor normalista en Chile?

Las Escuelas Normales, creadas en el siglo XIX, formaron a generaciones de maestros de educación primaria en Chile. Su aporte trascendió lo académico: junto con los saberes disciplinares y pedagógicos, inculcaron valores éticos, compromiso social y vocación de servicio, convirtiéndose en un modelo que marcó profundamente la identidad de la docencia en el país.

Durante más de un siglo, los profesores normalistas fueron pilares de la educación pública, especialmente en zonas rurales y apartadas. Su sello de disciplina, responsabilidad y formación integral —que abarcaba desde la práctica pedagógica hasta la cultura, el arte y el deporte— sigue vivo pese al cierre de las Escuelas Normales en la década de 1970. Reconocer su legado es recordar que gran parte de la educación chilena se cimentó en su entrega y compromiso.

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Equipo Prensa
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