El streamer estadounidense IShowSpeed, conocido como Speed, desató un verdadero furor en Santiago durante su visita. Ayer, recorrió algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad: disfrutó de completos en el Portal Fernández Concha, se divirtió en Fantasilandia en el Parque O’Higgins y hasta se animó a bailar cumbia en el histórico Bar Victoria.
Con tan solo 20 años recién cumplidos, Speed es una de las figuras más importantes del streaming global, con cerca de 35 millones de seguidores en YouTube. Aunque actualmente es conocido por sus transmisiones IRL (In Real Life), en las que comparte momentos cotidianos en tiempo real, su carrera comenzó hace más de siete años. En sus inicios, producía videos de videojuegos como FIFA, Fortnite y NBA 2K. Sin embargo, fue durante la pandemia cuando su popularidad explotó.
La transmisión de las primeras horas de su visita a Santiago ya acumula más de 6 millones de visualizaciones, un fenómeno que, según Guillermo Bustamante, académico de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de los Andes, se explica por la capacidad que influencers como Speed tienen para entender y dominar las plataformas digitales. “El éxito de los creadores de contenido audiovisual radica en su comprensión del funcionamiento de estas plataformas y en su habilidad para llegar a una audiencia específica que espera exactamente el contenido que ofrecen”, asegura Bustamante, también experto en redes sociales.
Pero el fenómeno va más allá de las plataformas. Bustamante destaca que el éxito de los streamers responde a una combinación de habilidades clave: “Es en este punto donde confluyen dos factores esenciales: una gran capacidad de comunicación y una visión de negocio bien desarrollada. Esta combinación permite que figuras como Speed destaquen en un ecosistema cada vez más profesional y competitivo”.
De hecho, la profesionalización de los creadores de contenido se ha vuelto un estándar. Speed, como muchos otros streamers, es parte de una nueva generación que invierte tiempo y recursos para elevar la calidad de sus transmisiones. “Ya no basta con una cámara web y una conexión básica: quienes transmiten desde casa suelen contar con estudios completos, con fondos diseñados cuidadosamente, iluminación profesional, sillas especializadas y equipos de audio e imagen de alta calidad”, agrega el investigador.
Sin embargo, la clave del éxito no radica solo en los aspectos técnicos, sino en la conexión que logran con su audiencia. Según Bustamante, “no se trata únicamente de ofrecer un vídeo bien producido; lo esencial es generar cercanía con los espectadores. A través de comentarios e interacciones en tiempo real, los seguidores se sienten parte activa del contenido, ayudando a co-crear junto al streamer”.
Equipo Prensa
Portal Educa