Dr. Lorenzo Reyes Bozo Decano Facultad de Ingeniería y Negocios Universidad de Las Américas

El acelerado crecimiento de la inteligencia artificial, la expansión de los vehículos eléctricos y la intensiva minería de criptomonedas, están llevando la demanda eléctrica a niveles insostenibles. La infraestructura energética actual no está preparada para este salto tecnológico. Por ejemplo, a nivel mundial se estima que existen sobre 8.000 data centers, cantidad que está en constante crecimiento debido a la computación en la nube, digitalización, entre otros. 

De acuerdo con estadísticas de la Agencia Internacional de Energía, el consumo mundial de los data centers será de unos 1.000 TWh para el año 2026, pasando de los 450 TWh utilizados en 2022. Este aumento del gasto de energía se asocia al uso de servidores, redes, almacenamiento y refrigeración de los sistemas de datos.

La inteligencia artificial, con su capacidad duplicándose cada seis meses, requiere data centers que consumen cantidades crecientes de energía. La minería de criptomonedas, especialmente de Bitcoin, ya consume más electricidad que algunos países. Y la electromovilidad, en auge, exige una infraestructura de carga que muchas veces supera la capacidad de las redes actuales. Por ello, este panorama tecnológico plantea el dilema de cómo equilibrar el avance en estas tecnologías disruptivas y la sostenibilidad energética que deben tener.

Algunas claves para avanzar en el desafío propuesto, se asocia al aumento de la producción de transformadores eléctricos, invertir en energías renovables como la solar y la eólica, desarrollar tecnologías de almacenamiento y hacer un uso eficiente de la energía. En particular, Chile podría liderar la producción de nuevos energéticos a partir de sus fuentes renovables. 

El avance tecnológico nos impone ejecutar acciones hoy. Es momento de actuar con responsabilidad, adoptando políticas públicas que promuevan una transición energética justa y sostenible, fomentando la investigación y el desarrollo de tecnologías limpias y concientizando a la sociedad sobre la importancia del consumo responsable.

Más allá de las soluciones técnicas, es necesario reflexionar sobre el impacto que estamos generando en nuestro entorno. El progreso no se puede asociar al agotamiento de recursos. Por ello, un enfoque holístico que considere no solo la innovación, sino también la equidad, la sostenibilidad y el bienestar de las futuras generaciones, permitirá un adecuado avance tecnológico, incorporando el impacto ambiental de dicho avance. 

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