• A través del programa Crecer Jugando, la fundación Infancia Primero ha logrado impactar positivamente, trabajando con niños y niñas entre 0 y 48 meses y las personas adultas a su cargo, incorporando nuevos hábitos y prácticas en sus interacciones.  
  • Invertir en la primera infancia no solo impacta positivamente en el bienestar de los niños, niñas y sus familias, sino que también genera beneficios sociales y económicos para todo el país.

 

Santiago, agosto de 2025. – Chile es un país cuya natalidad disminuye aceleradamente, lo que plantea un doble desafío: cómo alcanzar el máximo potencial de los niños y niñas y, por otra parte, generar condiciones que faciliten la crianza, para los padres, madres y cuidadores y cuidadoras. En esta línea ha venido trabajando la fundación Infancia Primero, que ya ha implementado sus programas en 41 comunas a lo largo de todo Chile.

 

María de los Ángeles Castro, directora ejecutiva de Infancia Primero, explica que “desarrollamos intervenciones que pueden ser escalables, con costos accesibles e impactos medibles, tanto en la infancia como en los adultos a cargo de niños y niñas en primera infancia. Los resultados de nuestro trabajo nos animan a buscar de manera permanente nuevos espacios de desarrollo que puedan aumentar los vínculos a través de una crianza estimulante y afectuosa en todos los niveles».

 

Junto a esto, Castro indicó que la evaluación de este programa dirigido a niños y niñas de 0 a 48 meses junto a sus personas cuidadoras, muestra una alta eficiencia en la intervención, con un costo de $137.000 por díada (persona cuidadora/niño o niña), con metodologías que permiten su implementación de manera presencial u online a lo largo de 10 sesiones de interacción.

 

La iniciativa se ha implementado con éxito desde hace 11 años, y ha generado un impacto positivo en diversas comunas del país —como El Bosque, Renca, Monte Patria, Rengo, Lanco y Concepción, entre otras—, a través de una intervención que se realiza en 10 semanas, dirigida a cuidadores de niños y niñas entre 0 y 4 años y que entrega herramientas prácticas para fortalecer vínculos y promover una crianza positiva a través del juego. El modelo es transferido y acompañado por la fundación Infancia Primero, y se implementa con equipos municipales locales.

 

De acuerdo con la medición que realizó Infancia Primero de su programa Crecer Jugando, entre los resultados obtenidos a través de esta intervención destaca: 

 

  • Disminución significativa del estrés parental en madres, padres y cuidadores, reduciendo riesgos de maltrato o negligencia.
  • Incremento de las habilidades parentales en ámbitos formativos, protectores y afectivos, generando vínculos más sólidos entre la persona cuidadora y la niña o niño.
  • Aumento de la frecuencia de interacciones positivas, como leer, cantar, conversar y jugar con los hijos o hijas.
  • Además, se observan mejoras en el desarrollo infantil, especialmente en lenguaje, resolución de problemas y socialización.


Coincidencia de Personas Expertas

La experiencia internacional coincide en la importancia de invertir en la primera infancia, no solo por el impacto positivo que implica en el bienestar de los niños, niñas y sus familias, sino que también genera beneficios sociales y económicos para todo el país. Este tema fue el centro del debate del seminario “Habilidades parentales y primera infancia: un desafío para el Chile presente y futuro”, en el que se presentaron los resultados de la evaluación del Programa Crecer Jugando y participaron diversas personas expertas en la materia. 

 

El encuentro puso en evidencia la urgencia de fortalecer las habilidades parentales y el acompañamiento a personas cuidadoras como estrategia para mejorar la vida de los niños y niñas en sus primeros años, etapa decisiva para su desarrollo cognitivo, emocional y social.

 

“La evidencia señala que las intervenciones de acompañamiento y formación parental favorecen la salud mental y el bienestar de niños, niñas y de quienes cuidan, mejoran sus relaciones, reducen los conflictos, alivian el estrés originado en la crianza, disminuyen la incidencia de abuso y negligencia, entre otros, señaló Carolina Klein, Oficial de Salud y Desarrollo Infantil Temprano de UNICEF. 

Basados en evidencia científica y en experiencias exitosas de programas como Crecer Jugando, los expositores coincidieron en que invertir en la primera infancia no solo impacta positivamente en el bienestar de los niños, niñas y sus familias, sino que también genera beneficios sociales y económicos para todo el país.

 

El panel de conversación también contó con la intervención de Verónica Silva, Subsecretaria de la Niñez, quien destacó que “En nuestro país hemos avanzado en desarrollo infantil temprano, pero aún queda camino por recorrer. Por eso, programas que apoyan la crianza y fortalecen redes familiares son más necesarios que nunca. Hoy, muchas familias ven reducidas sus redes de apoyo, y esto impacta directamente en el bienestar de niños, niñas y cuidadores, por esto necesitamos intervenciones que acompañen, que escuchen y que construyan comunidad”.

 

Con más de 200 asistentes, el seminario reafirmó la necesidad de situar a la primera infancia en el centro de las políticas públicas y de la agenda social, como un camino imprescindible para construir un país más equitativo y con mayores oportunidades para todos y todas.

Google News Portal Educa
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Educa