En octubre el mundo celebra el Día de las Mujeres Rurales, verdaderas guardianas de la tierra, de los alimentos y de la vida comunitaria. Su trabajo silencioso sostiene buena parte de la producción agrícola, el cuidado de los ecosistemas y la transmisión de saberes que dan forma a nuestra identidad. En Chile esta conmemoración cobra especial relevancia al recordar que, según el censo 2017, el 12,2% de la población vive en zonas rurales, y de esta cifra, más del 50% son mujeres, desempeñando roles fundamentales, aunque su labor a menudo pasa desapercibida.
A lo largo de nuestra historia, las mujeres rurales han dejado un legado imborrable. Violeta Parra, pese a que se la recuerda como artista, tuvo una identidad fue profundamente rural. Hija de una familia campesina del sur, recorrió zonas campestres recopilando cantos, tradiciones y oficios del campo chileno, rescatando su cultura popular y dándole valor nacional e internacional. Su obra es un símbolo de la voz de la mujer del campo y de la sabiduría transmitida entre generaciones.
Durante la Reforma Agraria de los años sesenta, muchas campesinas levantaron con sus manos nuevas formas de trabajo y comunidad, abriendo camino a la participación femenina en la producción agrícola. Su rol evidencia cómo las mujeres han sido protagonistas de procesos históricos fundamentales para el desarrollo del campo chileno y de la sociedad.
En la actualidad, las mujeres rurales son ejemplo de resiliencia y conexión con la naturaleza. Como líderes en agroecología y sustentabilidad, destacan en emprendimientos agrícolas, asociaciones campesinas y programas de liderazgo colaborativo; asimismo, combinan fuerza y ternura, tradición e innovación: son madres, agricultoras, recolectoras, artesanas y cuidadoras del territorio. A pesar de las brechas en recursos, educación y reconocimiento, su avance constante nos recuerda que valorar su labor es un compromiso con la equidad y el desarrollo sostenible.
Gracias a esta conmemoración, se reafirma el reconocimiento y gratitud a todas las mujeres rurales, cuyo trabajo encarna la esencia de la vida campesina: cultivar la tierra, cuidar de la comunidad y sostener la vida.





















