La vigésima cuarta actualización del Diccionario de la Lengua Española considera más de 300 nuevas palabras y acepciones. Un cambio menos pretensioso que otros años, pero no ajeno al debate respecto de cómo evoluciona el idioma y qué criterios se utilizan para actualizarlo.
En cada periodo, estas modificaciones generan sorpresa y discusión, especialmente cuando incluyen términos de uso cotidiano o propios del americanismo. Sin embargo, lejos de ser decisiones arbitrarias, estas actualizaciones de la Real Academia Española (RAE) responden a transformaciones culturales, sociales y tecnológicas que se reflejan directamente en la forma en que las personas se comunican.
Así lo señala Enrique Sologuren, doctor en Lingüística y académico del Instituto de Literatura de la Universidad de los Andes (Uandes), quien explica que “las lenguas son dinámicas y cambiantes” y que, por lo mismo, “los diccionarios cuando se publican ya están desactualizados, el diccionario siempre va detrás del uso”.
El uso como motor del cambio lingüístico
Según el experto, el vocabulario es el nivel más sensible a los cambios sociales. “Las palabras, el léxico o el nivel de vocabulario de una lengua es el ámbito que más cambia, y siempre está en cambio constante”, señala, enfatizando que es el uso real de las personas el que termina validando nuevas expresiones.
Ese uso, sin embargo, debe ser observado durante un largo período. “El proceso que realiza la RAE implica varias etapas, como revisar su uso y verificar que esté refrendado”, explica el académico Uandes, quien añade que se trata de un trabajo colectivo que involucra a las academias de la lengua de distintos países.
Respecto de las nuevas incorporaciones, Sologuren destaca ejemplos como la nueva acepción de “brutal” con el significado de magnífico o maravilloso, o “milenial” para referirse a una generación específica. También menciona “cartuchera”, un término ampliamente usado en Chile y otros países de la región.
Finalmente, el experto aclara que no todos los modismos locales pueden ingresar al diccionario general. “No se puede llegar y agregar todos los chilenismos, porque este es un diccionario de lengua común, panhispánico”, afirma, precisando que para los usos más locales existen otros registros especializados.
Otros términos que considera la nueva actualización del diccionario son “loguearse», haciendo referencia al acceder a Internet mediante una identificación, y “turismofobia, es decir, rechazo al turismo masivo.





















