Eugenio Bisama Académico Escuela de Ingeniería Comercial Universidad de Las Américas
En Chile, la posibilidad de elegir entre esos dos productos está disponible sólo para quienes tienen cuenta corriente, es decir, para las personas que mantengan un nivel de ingreso sobre $500.0000 (según el banco se puede requerir un monto mayor), contar con seis meses antigüedad laboral (contrato con pago de imposiciones) y ser mayor de 18 años, considerando que algunas entidades financieras pueden exigir más edad.
Lo anterior significa que cerca del 35% de las personas en edad de trabajar pueden tener cuenta corriente y, en consecuencia, línea de crédito. El resto, si cumplen otros requisitos, sólo pueden acceder a una tarjeta de crédito.
Al momento de comparar entre ambos productos, cabe destacar que la línea de crédito tiene un costo (tasa) menor que la tarjeta de crédito y un límite mayor del monto del crédito; sin embargo, las tarjetas pueden ofrecer más beneficios como períodos de gracia y potenciales recompensas por usarlas.
De todas formas, siempre hay que revisar cuál tarjeta de crédito cobra la menor tasa, antes de contratar una, así como los costos de mantención. Asimismo, es importante asegurarse de poder pagar el monto total usado en la línea de crédito y comparar las tasas y beneficios de ambas opciones antes de determinar cuál usar. También es clave tener un historial de pagos consistente y responsable, ya que esto determinará la capacidad para obtener otros créditos en el futuro.