Después de la polémica por la empresa que dejó cuatro matrimonios sin servicio, muchas parejas próximas a casarse reaccionaron con inquietud. “El día más importante de sus vidas no puede quedar en manos de alguien a quien apenas conocen”, advierte Cristián Rebolledo, banquetero y empresario gastronómico con más de 15 años de experiencia en el sector. El experto recomienda optar por firmas que no asuman más de dos eventos por jornada, que cuenten con referencias recientes y que mantengan una comunicación constante con los novios.

La polémica en torno a Probarte —la banquetera de Viña del Mar que dejó abandonados cuatro matrimonios en una sola jornada— encendió alertas no sólo sobre la empresa involucrada, sino también respecto al funcionamiento general del sector. Tras conocerse los casos, muchas parejas que tenían contratos vigentes con la firma reaccionaron con preocupación, efecto que rápidamente se extendió a otros novios con fechas próximas. El temor, hasta entonces improbable, tomó forma concreta: que, en el día más importante de sus vidas, la banquetera simplemente no aparezca.

“A todas luces, lo ocurrido es una irresponsabilidad que afecta la credibilidad de todo el gremio”, plantea Cristián Rebolledo, empresario gastronómico y fundador de Banquetería Cristián Rebolledo, con más de trescientos matrimonios realizados en quince años de trayectoria. Su experiencia es amplia: está a cargo de dos centros de eventos en las regiones Metropolitana y de Valparaíso, además de un restaurante en El Tabo, junto con una empresa de logística que presta servicios y abastece a distintas banqueteras.

“Es verdad que en este trabajo pueden surgir contratiempos, pero dejar a una pareja abandonada el mismo día de su celebración es algo que traspasa cualquier límite”, añade, subrayando que Probarte ni siquiera alertó previamente a los novios sobre su ausencia.

Ante el incumplimiento de la banquetera, los novios afectados —junto a familiares y amigos— debieron improvisar celebraciones a contrarreloj, dejando atrás meses de planificación destinados a construir su día soñado. En ese proceso, además, se vieron obligados a asumir altos e imprevistos gastos, todo para resolver la emergencia. “Nada podrá compensar el daño emocional, el nivel de estrés ni la tristeza que vivieron. Es verdad que lograron sacar adelante los matrimonios, pero a qué costo emocional y económico. Organizar una boda en cuestión de horas es una verdadera locura”, sostiene Rebolledo.

Aunque el productor de eventos subraya que lo ocurrido con Probarte es una “rareza en el rubro”, prácticamente imposible de anticipar, también enfatiza que existen pasos simples y efectivos para que los novios minimicen riesgos y eviten sorpresas desagradables.

“Lo primero es revisar cuántos matrimonios atiende la banquetera el mismo día de la ceremonia”, advierte Rebolledo. Y profundiza: “Una empresa, que por ejemplo, toma cuatro eventos en una jornada está asumiendo una operación muy difícil. Son cuatro producciones paralelas, cada una con imprevistos, planes B y urgencias distintas. No es una fábrica: cada boda requiere atención minuciosa”.

Por eso, recomienda optar por empresas que no sobrecarguen su agenda: “Lo ideal es que una banquetera no haga más de dos matrimonios al día. La logística es muy demandante y los novios merecen un equipo concentrado y plenamente disponible para su celebración”.

Rebolledo aconseja a los novios revisar que, cuando la empresa use un nombre de fantasía, el contrato identifique al representante legal real y que coincida con la persona con la que están cerrando el acuerdo. “Si esa información no está clara desde el inicio, después se vuelve muy difícil exigir compensaciones”, advierte.

Otro punto clave, según Rebolledo, es conocer realmente a la persona y al equipo detrás del servicio contratado. “Es el día más importante en la vida de los novios, entonces esa jornada no puede recaer en alguien de quien no saben mucho”, subraya, recomendando reuniones presenciales, revisar la trayectoria de la banquetera y entender al detalle cómo trabajan. También sugiere confirmar quién estará físicamente en el matrimonio: “La persona que los novios conocen debe estar presente ese día, y si enviará a otro equipo, esa figura alternativa también tiene que ser conocida y generar confianza”. “No es solo contratar un servicio; es confiar en quien tendrá en sus manos una ceremonia irrepetible”, complementa.

A esto se suma un elemento que Rebolledo considera esencial: verificar referencias recientes y no confiar únicamente en redes sociales. “Instagram muestra una parte muy chica de la realidad. Cualquier empresa puede subir fotos bonitas o testimonios editados”, advierte. Por eso sugiere contactar directamente a parejas que hayan trabajado con la banquetera durante los últimos tres meses. “Ellos son quienes realmente pueden decir si la empresa cumple, cómo responde ante imprevistos y si el servicio es tan profesional como promete”, apunta.

Un aspecto que suele pasarse por alto según el productor de eventos es conocer a todo el equipo que estará presente el día del evento. “No basta con reunirse con el vendedor o con quien firma el contrato”, recalca Rebolledo. “Los novios deben saber quién será el jefe de montaje, quién supervisa cocina, quién coordina al equipo de garzones y quién toma decisiones cuando aparece un problema en terreno. Si no conoces a tu equipo, estás confiando a ciegas en la ejecución de tu matrimonio”, explica.

El especialista recomienda, además, visitar al menos un matrimonio en vivo producido por la banquetera elegida. No se refiere a colarse en la celebración, sino a observar brevemente la operación antes de que lleguen los invitados, con autorización previa. “Nada reemplaza ver cómo trabaja una empresa en terreno. Ahí se nota todo: tiempos de montaje, orden del equipo, manejo del estrés, calidad del servicio. Un evento real es mucho más revelador que cualquier presentación en PowerPoint”, sostiene.

Finalmente, Rebolledo remarca que los novios deben sentirse con la libertad de hacer todas las preguntas que consideren necesarias y dudar cuando perciban respuestas evasivas. “Si una empresa se molesta porque preguntas demasiado, ese es el primer signo de alerta”, sentencia. “Los matrimonios no admiten segundas oportunidades. Todo debe estar claro desde el minuto uno”.

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Equipo Prensa
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