Por Ricardo Urrea, Director de Customer Success en HubSpot LATAM.
En el mundo tecnológico hay avances que ponen a las empresas en el centro de atención; por ejemplo, Google con su buscador, Facebook con su capacidad de conectar, o Apple con su innovación en teléfonos inteligentes.
Durante 2024, una de las empresas más sonadas, sin duda alguna, fue OpenAI, creadora de ChatGPT, la herramienta de IA generativa que cambió la forma en la que las personas conciben el conocimiento y que ha recibido financiamiento de gigantes como Microsoft.
En noviembre pasado, la industria recibió una noticia inesperada; la salida de Sam Altman, CEO de la compañía, por decisión de su Junta Directiva, a raíz de un supuesto problema de transparencia en comunicaciones, derivada de la posibilidad de que la IA pueda en algún momento superar a la inteligencia humana, puntualmente debido a su capacidad de aprender, generar y comprender cada vez más información, renunciando a la misión principal de OpenAI, “ayudar a la humanidad”. Finalmente, el martes, 21 de noviembre la empresa decidió reintegrar a Altman a su puesto, evitando así una catástrofe para la industria, y un cuestionamiento que hubiera podido alterar la evolución que ya venimos viendo con la IA.
La realidad es que la Inteligencia Artificial llegó para cambiar la forma en la que trabajamos, estudiamos, y realizamos determinadas acciones, como la organización de tareas, la priorización de objetivos y la creación de textos o imágenes determinadas; dejando tiempo para labores que sólo los humanos tenemos capacidad de desarrollar, como la creatividad, el pensamiento estratégico y el contacto entre pares, capacidades que una máquina no puede reemplazar.
En Chile, uno de los principales desafíos en la implementación de la IA es la falta de educación tecnológica y de lineamientos éticos claros. Afortunadamente, en mayo de 2024, el Ministerio de Ciencia del país ingresó un proyecto de ley de inteligencia artificial que busca promover la creación, desarrollo e implementación de sistemas de IA.
En este contexto, las empresas tecnológicas en Chile tienen un rol crucial. Más allá de utilizar herramientas de IA para mejorar la productividad, deben comprometerse con principios éticos sólidos. Desde HubSpot, hemos desarrollado un código de ética que incluye la seguridad, la privacidad, la rendición de cuentas y la eliminación de sesgos como pilares fundamentales.
La transparencia y la capacidad de explicar el funcionamiento interno de los sistemas de IA son esenciales para ganar la confianza de los usuarios. Este compromiso ético es aún más relevante en un país como Chile, donde la educación sobre estas tecnologías sigue siendo un desafío y donde el apoyo institucional es clave para fomentar su adopción.
El auge de la IA, tanto en Chile como en el mundo, debe ser abordado con responsabilidad. Las empresas, los usuarios y las entidades públicas tienen un papel activo en la construcción de un ecosistema que priorice el bienestar general y la innovación ética. La reciente legislación propuesta en Chile es un paso en la dirección correcta, pero requiere un esfuerzo conjunto para que su implementación sea efectiva.
Una realidad innegable es que actualmente, la mayoría de plataformas que usan IA tienen un usuario detrás, un ser humano que da instrucciones, crea prompts, envía solicitudes y está esperando una respuesta inmediata. ¿Cómo podemos asegurarnos entonces que ambas partes, máquina y persona, trabajen de la mano para el bien?
Desde hace tiempo, las empresas tecnológicas, enfocadas en la misión de ayudar a sus clientes, empresas y personas, hemos dedicado tiempo a pensar como poder combinar, de una manera genuina y sostenible, el buen actuar con la IA, especialmente a la luz de lo que esta transformación representa hoy y a futuro; y el impacto real que puede generar.
La ética es uno de los conceptos más utilizados para referirse a lo que está bien, y cuya definición de diccionario es el “conjunto de normas que rigen la vida de las personas en cualquier ámbito de la vida”, y en HubSpot entendemos que la ética, la tecnología y la Inteligencia Artificial son tres conceptos que deben ir de la mano, razón por la que construimos un código de ética para el uso de la IA con seis principios fundamentales:
Lo primero que se debe tener en cuenta es la seguridad a la hora de hacer uso de la IA, garantizando la capacidad de salvaguardar la información de clientes, empleados, prospectos, empresas y extraños, asegurándonos que el mayor beneficiario sea la humanidad misma. En consecuencia, la privacidad es otro de los principios, en la medida que los usuarios deben estar protegidos de cualquier filtración, y más teniendo en cuenta la existencia de leyes a nivel global referidas a la protección de datos personales.
Igualmente, y atada la responsabilidad que genera la utilización y creación de herramientas de IA, reconocemos que debe existir un accountability o rendición de cuentas permanente, en la que, mediante la creación de normas, códigos y leyes, las personas detrás del cerebro digital tengan ante quien responder por su actuar, especialmente en los casos en los que se identifique un riesgo latente para la sociedad.
Otro de los elementos principales para la utilización ética de la Inteligencia Artificial es la eliminación de sesgos, enfocada en facilitar un acceso equitativo a las ventajas que ofrecen estas herramientas, sin importar las barreras impuestas por raza, género, edad, identidad sexual o etnia.
Asimismo, el uso correcto de la IA precisa de la capacidad de explicar y hacerle entender al usuario sobre lo que está detrás, explicando cómo funciona una recolección de datos, cómo se procesa la información, qué tipo de procesos internos tienen para el uso de sus sistemas, fortaleciendo así la confianza que pueda tenerse en este tipo de herramientas, sacándole de un computador y dándoles un rostro más humano y cercano; todo esto, enmarcado en la transparencia de doble vía existente entre cliente y vendedor, o entre sistema y usuario.
En último lugar, reconocemos la importancia que tiene el crecimiento tanto para usuarios, como para creadores y desarrolladores de IA, así como a las empresas que la utilizan, por eso, identificamos que una de las mejores maneras de crecer es unidos; razón por la que propendemos por crear un ecosistema en el que los usuarios, expertos, y la comunidad en general puedan aportar desde su retroalimentación a la tecnología, haciendo productos mejores para todos.
El boom de la IA está apenas iniciando, y como toda transformación generacional debe ser navegada con cuidado, y, especialmente, con un uso adecuado pensado en el bienestar general. Todos tenemos responsabilidad en la consecución de estos objetivos; desde las personas, encargadas de hacer un uso adecuado de las herramientas en pro de la humanidad, pasando por las empresas usuarias quienes deben cuidar la forma que actúan, y llegando a las empresas que crean este tipo de plataformas, quienes deben propender ser transparentes en la forma de actuar y en la forma de explicar lo que hacen.
Equipo Prensa
Portal Educa