Cristián Villegas Director Instituto de Educación y Lenguaje Universidad de Las Américas

 

En la actualidad se ha desatado un debate en torno al liderazgo mundial por la inteligencia artificial, el cual consiste en posicionar modelos, servicios y producción de hardware entre China, Estados Unidos y Europa, cada cual con su propio enfoque. China apuesta por la gratuidad y la apertura de herramientas como vía para capturar datos y posicionarse a largo plazo. Por su parte, Estados Unidos y Europa han optado por modelos de monetización y servicios premium, buscando consolidar su dominio tecnológico y económico, aunque Europa, además, agrega la discusión respecto a la protección de privacidad y regulaciones éticas.

China, si bien públicamente hasta finales del año 2024 ha tenido menos impacto a nivel de opciones de IA abiertas al público, el cual es menos avanzado que el de Estados Unidos, comenzó una ofensiva basada en iniciativas de uso gratuito y sin limitaciones como Deepseek o Qwen, con una gran acogida mundial en uso y valoración de su potencia y posibilidades. Sin embargo, han aparecido criticas asociadas a que esta gratuidad busca una rápida expansión y la captura de datos para mejorar los modelos o futuros usos comerciales, además de la suspicacia de que varias de estas herramientas tengan apoyo directo del gobierno chino y con ello posibles vulneraciones a la privacidad. La estrategia también pasa por liderar la propiedad intelectual mediante patentes de IA, aunque todavía va detrás en materia de elaboración de chip con esta tecnología, pero claramente tomo la delantera en cuanto a robótica con inteligencia artificial.

Estados Unidos mantiene el liderazgo en el desarrollo de modelos avanzados y en inversión privada, con un enfoque centrado en innovación, comercialización y escalabilidad. Su estrategia se ha basado en ofrecer servicios de IA a grandes empresas y otros países, con compañías como Open AI, Google o Microsoft a la cabeza, y menos preocupaciones éticas para aumentar el desarrollo y más centradas en la carrera de ganar en la producción de chip de IA con firmas como NVidia y con ello, ser el principal exportador del mundo.

En cuanto a Europa, su táctica se caracteriza por un enfoque en la regulación ética más restrictiva, lo cual, en cierto modo, limita algunos avances. La soberanía tecnológica es difícil de lograr debido a un menor acceso a materias primas y al enfoque en no depender de otros países en la producción de chips. Aún no ha logrado completamente su objetivo y sigue dependiendo en gran medida de Estados Unidos en materia de suministros, pero ha desarrollado modelos propios de IA. Además, cuenta con una inversión pública masiva y una unión estatal con el sector privado. Otra parte de su estrategia es la venta de servicios, así como la colaboración en la región y la formación de especialistas para fortalecer su posición en la carrera tecnológica global.

Estos tres modelos plantean la incógnita de por qué es importante llevar la delantera en inteligencia artificial: la respuesta es geopolítica y económica entre otras, ya que estar a la cabeza de esta tecnologia asegura la dependencia de otros países que de momento no pueden desarrollarla, así como la venta de servicios y con ello el control de la información.

Si bien no queda claro quién ganará, considerando la rápida evolución de esta tecnología, la clave será equilibrar la innovación, el gasto y la masificación de tecnología y modelos, en un escenario global complejo y cambiante, donde la dimensión ética se está dejando de lado.

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