Hay momentos que te recuerdan por qué haces lo que haces. Estar frente a decenas de niñas y jóvenes en Lima, escuchando sus sueños y preguntas sobre el futuro, fue uno de ellos.
Participé como parte de la delegación chilena en Inspirando Ando, una experiencia organizada por Inspiring Girls que reunió a mujeres líderes de Latinoamérica con un mismo propósito: fortalecer la red y seguir impactando a más niñas.
Fue un encuentro de colaboración y propósito compartido, donde el hilo común fue la convicción de que inspirar a una niña puede transformar el futuro de una comunidad entera.
Tuve la oportunidad de conversar con niñas y jóvenes universitarias. En cada diálogo encontré algo poderoso: talento, curiosidad, empatía y una profunda vocación de impacto. Todas tenían preguntas sobre cómo construir su camino profesional, cómo equilibrar sus sueños con sus realidades y, sobre todo, cómo creer en sí mismas cuando el entorno no siempre acompaña.
Verlas me recordó algo que observo constantemente en Chile: las niñas y jóvenes están llenas de ganas de liderar. Les sobra energía, compromiso y un genuino deseo de aportar al mundo. Pero para que puedan hacerlo, necesitan referentes, oportunidades y mensajes que refuercen su confianza desde pequeñas.
Hablamos de la importancia de ponerse metas y trabajar con constancia para alcanzarlas, de entender que los desafíos no definen el resultado, sino la forma en que los enfrentamos. Porque la verdadera transformación ocurre cuando una mujer —o una niña— se da cuenta de que no necesita pedir permiso para ocupar su lugar.
Las mujeres jugamos un rol fundamental en todos los espacios: en la familia, la empresa, la política y la sociedad. Nuestra capacidad de conectar, liderar con empatía y mirar el conjunto de las personas y los procesos nos convierte en agentes naturales de cambio.
Por eso, enseñar a las niñas que pueden hacerlo todo —que pueden ser científicas, ingenieras, empresarias, madres o políticas— es invertir en una sociedad más sana, equitativa e inclusiva.
Estos días fueron un recordatorio de que la inspiración se contagia. Y que cuando una mujer levanta a otra, se mueve mucho más que una historia personal: se mueve el futuro de toda una generación.
Keren Castellano
Directora de To Contact