- La Facultad de Educación de Universidad de Las Américas abrió su año académico con un espacio para reflexionar sobre uno de los principales desafíos del sistema educativo en Chile: fortalecer el aprendizaje en los primeros años de vida de niños y niñas. Ernesto Treviño, director del Centro UC para la Transformación Educativa, y Claudia Fasani, jefa nacional de Educación Inicial del Hogar de Cristo, dictaron una conferencia que convocó a autoridades de UDLA, egresados, estudiantes y académicos.
La Decana de la Facultad de Educación, María Jesús Honorato, enfatizó que el sello de la formación en UDLA, en carreras como Educación Parvularia o Diferencial, entre otras, está directamente vinculado con la primera infancia. “Sin un compromiso serio con los primeros años de vida, no habrá desarrollo sostenible en Chile. La justicia educativa se construye desde el comienzo, cuando niños y niñas requieren mayores oportunidades”.
“Es muy relevante poner sobre la mesa que los programas de gobierno tengan presente a la primera infancia. Este desafío es coherente con nuestra identidad, porque estamos trabajando por generar un cambio en la calidad. Queremos que nuestros egresados se inserten en la sociedad con herramientas transformadoras y una perspectiva crítica”, dijo Honorato.
El doctor en educación por la Universidad de Harvard y Profesor Titular de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica, Ernesto Treviño, recordó que en Chile hay enormes desigualdades estructurales que se reflejan en el contexto educativo. Por ejemplo, que un 30% de los hogares son monoparentales y uno de cada cuatro del total de familias están lideradas por una mujer sola.
“Tampoco pensamos en la ubicación geográfica, que marca muchas oportunidades de acceso a servicios, por ejemplo, o de condiciones simbólicas de las cuales no nos gusta hablar, como el género (…) o de prejuicios relativos a etnia. Este contexto no está muchas veces bien atendido por las políticas públicas”, señaló el conferencista, quien advirtió que las estrategias en el avance curricular suelen perder de vista a los niños como seres humanos en desarrollo.
Para esto Treviño propone un modelo heurístico y humanizado para pensar la educación, que reconozca la diversidad de trayectorias, contextos socioeconómicos, culturales, simbólicos y geográficos. En su análisis, este escenario no debe verse como una barrera, sino como una fuente clave de información para diseñar mejores prácticas pedagógicas, toda vez que el sistema educativo también reproduce desigualdades y estereotipos (tales como brechas socioeconómicas, malnutrición, acceso a la educación parvularia, violencia en la crianza y discriminación).
“Estamos socializando a las generaciones del futuro, y esa socialización incluye habilidades sociales, emocionales, ciudadanas y también aspectos físicos. El aprendizaje académico es clave -vivimos en un mundo complejo, con avances tecnológicos acelerados, donde es indispensable saber leer, escribir y manejar las matemáticas para desenvolverse-, pero la neurociencia nos muestra que ese aprendizaje no es posible si no hay un desarrollo emocional adecuado”.
En tanto, Claudia Fasani enfatizó que la implementación de políticas públicas para contribuir a mejorar la educación en esta etapa fundamental de la vida es un desafío tremendamente complejo, el cual debe ser abordado desde los equipos educativos, los propios estudiantes y sostenedores. Todo esto, en una realidad actual donde recientes informes han revelado un empeoramiento de los indicadores relacionados con el desarrollo infantil.
Como un aspecto fundamental, la experta recalcó que estos marcos deben considerar el contexto familiar, social y territorial, pues los niños y niñas están insertos en familias, comunidades y territorios que reflejan una gran diversidad de características. “La buena noticia es que la educación inicial considera todas las capacidades del cerebro y la neurociencia nos muestra que este puede corregirse y regenerarse, lo que tiene que ver con las oportunidades que vamos dando y la intervención de los estímulos ambientales”.
A nivel de los profesionales, en tanto, la educadora advirtió que, si bien los marcos y regulaciones son valorados positivamente, cada vez hay más preocupación respecto a la importancia de dejar espacio a la creatividad en el diseño de propuestas educativas específicas. En este sentido, es clave que los equipos educativos comprendan e interpreten el marco normativo para aplicarlo de manera pertinente a sus territorios y comunidades.
En materia de formación, la actual jefa nacional de Educación Inicial del Hogar de Cristo dijo que es prioritario que la academia avance en fortalecer la preparación de los docentes y técnicos para contextos reales, con particularidades sociales y culturales cada vez más desafiantes. “Muchas veces los equipos se olvidan de poner al niño al centro. El desafío es prepararnos, desde la academia, para desempañarnos en contextos más complejos”, culminó.