El director de la carrera de Geología de la Universidad Andrés Bello, Cristóbal  Ramírez de Arellano, explica que los sismos, y las lluvias intensas en cortos  periodos de tiempo, con el agravante de que la isoterma cero esté a más altura,  son los principales gatillantes de remociones en masa como las que se han  generado en las últimas semanas en el país. 

Con la llegada de un nuevo sistema frontal a la capital, resurgen las preocupaciones  por las remociones en masa, tales como: socavones, desplazamientos de tierra,  flujos de barro, entre otros. 

Cristóbal Ramírez de Arellano, director de la carrera de Geología de  la Universidad Andrés Bello, explica el contexto geológico de las remociones en  masa, que en Chile tienen una serie de aspectos relacionados tanto al relieve como  al clima: 

“En general, Chile posee un relieve abrupto, asociado a la Cordillera de los  Andes que va desde el norte hasta la Patagonia. Por otro lado, está el clima  asociado a las distintas latitudes. De esta forma, varía la cantidad de lluvias,  la altura del isoterma cero y otros fenómenos climáticos. Otro factor a  considerar es el sísmico, a lo largo del país estamos expuestos a terremotos,  excepto en la Patagonia, donde hay sismos, pero no de la magnitud como se  conocen en el resto de Chile”. 

Asociado a este contexto, el Doctor en Geociencias y Medioambiente, señala que  es necesario entender que en Chile existen dos factores principales que gatillan las  remociones en masa: 

“Uno son los sismos y otro son las lluvias intensas en cortos periodos de  tiempo, con el agravante de que la isoterma cero esté a más altura, y otros  aspectos climáticos como el invierno boliviano y el fenómeno del niño. Hay  que considerar que lo más importante no es la cantidad de agua, sino el  tiempo en el que cae. Entonces, puede que un año sea muy lluvioso, pero esté  bien distribuida la lluvia, en varios meses, en varias semanas. En cambio,  puede que en otro año caiga la mitad de agua comparado a un año normal,  pero en dos o tres días, como está pasando ahora. Entonces eso tiene más  impacto, porque la tierra no alcanza a drenar el agua, se satura, tiene más peso  y pierde su estabilidad”.

Respecto al factor de la isoterma cero, del que tanto se ha hablado últimamente,  Ramírez de Arellano enfatiza «que caiga agua donde usualmente cae nieve  aumenta las posibilidades de que ocurran remociones en masa, porque el agua  tiene un efecto de erosión mucho mayor al de la nieve». En este sentido, suma el  rol que cumple la vegetación: 

“La vegetación fortalece el suelo e inhibe que ocurran estos deslizamientos.  Las raíces ayudan a estabilizar las laderas. De hecho, hay muchos estudios  que analizan el tipo de raíces de plantas y sobre todo de los árboles, mientras  más profundas, mejor sostienen el suelo. He aquí la importancia del bosque  nativo, como los espinos que crecen en lugares secos y sus raíces buscan el  agua subterránea. Si se reemplaza ese tipo de vegetación por un cultivo o  construcciones, se altera la estabilidad natural que tenía el suelo”. 

Clasificaciones de las remociones en masa 

“Las remociones en masa corresponden a movimientos de suelo o roca que  pierde su estabilidad debido a distintos factores de origen natural o  antrópico”. 

Considerando el material de las remociones, los factores gatillantes y la velocidad  de los eventos, el académico UNAB explica que las remociones en masa pueden  clasificarse en cuatro grandes grupos: 

  1. Derrumbes, principalmente caída de roca, que ocurren a mucha velocidad. No tienen tanta dependencia del contenido de agua y el material tiende a ser grueso, es decir, bloques de roca principalmente. También están en este  grupo los “volcamientos de bloques” de roca en las laderas de los cerros, que  suelen ocurrir lentamente. 
  2. Deslizamiento, consiste en un bloque de tierra, suelo, o roca, que se desliza sobre un plano. El bloque mantiene su cohesión y se puede subdividir en rotacionales o traslacionales, dependiendo de cómo se deslice. 
  3. Flujos de barro, tierra, o detritos (rocas) acompañados de abundante agua. Es decir, a diferencia de los deslizamientos, el material ya está desintegrado. Aunque puede ser la consecuencia de un deslizamiento que  termina desintegrándose al caer. 
  4. Desplazamientos laterales, en laderas con muy poca pendiente y a velocidades muy bajas. Entre estos tenemos el caso de la licuefacción, que ocurre asociado a un sismo en suelo ricos en arena y limo. 

Si bien estos son los tipos generales de remociones, «cada evento tiene sus  características propias y deben ser estudiados en detalle para comprender el peligro  asociado a las distintas regiones de Chile y de esta forma poder mitigar el riego  asociado a dichos peligros de mejor manera», aclara Ramírez de Arellano.

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