A través de un estudio titulado «La figura del intérprete en Lengua de Señas Chilena: estado actual y desafíos en el contexto escolar», se analizó el rol y las condiciones de trabajo de estas personas en los ciclos de educación parvularia, básica y media en nuestro país.
La iniciativa, financiada a través de los fondos concursables de la Vicerrectoría de Investigación de Universidad de Las Américas (UDLA), tuvo como objetivo indagar de forma cualitativa en tres aspectos principales: el proceso formativo de los intérpretes, los retos que enfrentan en su desempeño y el contexto en el que trabajan, considerando los factores que facilitan o dificultan su labor.
La académica investigadora de la carrera de Educación Diferencial de UDLA Sede Viña del Mar y líder del estudio, Dra. Pamela Herrera-Díaz, detalló que este consideró una muestra representativa de 24 intérpretes en lengua de señas, 14 pertenecientes establecimientos educacionales de la Región de Valparaíso y 10 de la Región Metropolitana, a quienes se les aplicó una encuesta orientada a analizar las tres dimensiones consideradas.
En el estudio también participó como coautora Pamela Lattapiat, académica del Departamento de Educación Diferencial de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), y un grupo de estudiantes de ambas universidades.
“Esta investigación buscó tener una visión desde la realidad experiencial de los intérpretes en el contexto escolar. Sobre el tema hay escasa información en Chile y poca evidencia científica, por lo que avanzar en ello facilitará la orientación de este rol, realizar cambios, mejoras y establecer desafíos”, dijo la Dra. Herrera-Díaz.
A través del proyecto se logró caracterizar las trayectorias de formación de los intérpretes, dónde se instruyen y cuánto dura su preparación. Se determinó que el proceso de formación es diverso, desde un mes hasta tres años, en lugares como institutos profesionales, asociaciones de intérpretes en lengua de señas o de sordos. En estas dos últimas solo se trabaja la enseñanza de la lengua de señas de forma básica, con cursos que duran máximo de 1 a 3 meses.
Sobre el contexto laboral y las exigencias que posee un intérprete al interior de la escuela, la académica comentó que se obtuvo información sobre las jefaturas, funciones y tareas solicitadas, la forma y tiempos de organización de estas, horarios de trabajo, sistemas de remuneraciones y montos, entre otros. Se determinó que hay grandes diferencias en los contratos y honorarios, en las formas de organizarse al interior de las escuelas, en quiénes son los jefes directos de los intérpretes, en la diversidad de tareas que se le asignan, algunas asociadas a su rol, mientras que otras a una labor más bien de asistente de aula.
Respecto de las barreras que se le presentan a los intérpretes en su desempeño laboral, estos mencionaron que la principal dificultad es el desconocimiento de su rol por parte de los jefes y comunidad educativa en general, porque se les solicitan tareas que no corresponden a las directrices y especificaciones del perfil descrito por Chile Valora y en las orientaciones del Ministerio de Educación, entre ellas, cuidar cursos y participar de actividades extraprogramáticas. Otra de las dificultades es la diversidad de jefes a quienes responden, desde directivos hasta encargados de Unidad Técnica Pedagógica o Programa de Integración Escolar.
“La información obtenida en esta investigación es de primera fuente, con intérpretes de lengua de señas que han vivido experiencias laborales en dos regiones del país. Los resultados aportan para la toma de decisiones respecto de unificar criterios en su rol y permiten determinar desafíos futuros para mejorar sus condiciones, tanto en los establecimientos, como a nivel gubernamental”, expresó Pamela Herrera-Díaz, Doctora en Políticas y Gestión Educativa, quien mencionó, por ejemplo, que para realizar el estudio una de las grandes limitaciones que tuvieron como equipo fue la recolección de nóminas de intérpretes que tuvieran distintos organismos dentro de las regiones, no contándose en todas con una base de datos formal y actualizada.
“Podemos concluir que, definitivamente, en cuanto a la importancia que tiene el intérprete en lengua de señas en el contexto escolar, hay que avanzar mucho en valorar y posicionar su rol. Si hablamos de inclusión, cuyo centro es eliminar barreras, el intérprete lo que hace es minimizar aquellas barreras comunicacionales entre el profesor y el estudiante sordo, facilitando el entendimiento mutuo y avanzar en el proceso de enseñanza y aprendizaje”, expresó la educadora diferencial, especialista en Audición y Lenguaje.
Equipo Prensa
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