Por Marcela Quinteros Chief Commercial Officer (CCO), International Line
La logística y el comercio internacional se han consolidado como pilares estratégicos para la economía global. Chile, como país exportador e importador, necesita profesionales capaces de entender la cadena de suministro desde una mirada integral. Pero aquí surge la pregunta clave: ¿qué competencias y talentos debe tener un técnico o un profesional en logística para responder a los desafíos actuales?
El punto de partida son los fundamentos técnicos: tratados de libre comercio, regulaciones de aduana, Incoterms, y modalidades de transporte marítimo, aéreo y terrestre. Sin embargo, lo que distingue hoy a un buen profesional no es solo su dominio normativo, sino su capacidad de comprender que la logística sostiene industrias completas. Una operación puede definir la continuidad de un proyecto de construcción, la llegada de medicamentos esenciales o la estabilidad de una línea productiva.
Por eso, las organizaciones buscan cada vez más personas con visión 360°, capaces de unir técnica, análisis de datos, dominio tecnológico y, sobre todo, habilidades blandas como la empatía y la comunicación efectiva. La logística no solo mueve cargas: mueve confianza, inversión y tiempo.
En International Line hemos puesto este aprendizaje en acción abriendo nuestras operaciones a alumnos en práctica. Al recorrer distintas áreas, los estudiantes no solo aplican lo aprendido en el aula, sino que descubren la dinámica real del sector. Esa experiencia les permite comprender los procesos de manera integral, anticipar escenarios y desarrollar criterio propio frente a imprevistos.
Ahora bien, ¿qué es más efectivo: buscar nuevos talentos con competencias actualizadas o capacitar a los actuales equipos? La experiencia muestra que el camino es un equilibrio. Capacitar al personal interno asegura continuidad y resiliencia, mientras que las nuevas generaciones traen frescura, innovación y una mirada digital indispensable. Lo clave es combinar ambas perspectivas: la experiencia de la vieja escuela y la energía de las nuevas camadas.
En logística, lo único permanente es el cambio: factores políticos, climáticos, geográficos y regulatorios pueden transformar una operación en horas. De ahí que el verdadero desafío de la educación en este sector sea formar profesionales en actualización constante, preparados no solo para ejecutar procesos, sino para tomar decisiones con visión estratégica y sentido humano.