Recién estamos comenzando la segunda mitad del año y la humanidad ya consumió todos los recursos naturales que el planeta es capaz de regenerar en un año.
Santiago. 24 de julio, 2025.- Este 24 de julio la humanidad consumió todos los recursos que el planeta es capaz de regenerar en el año, lo que implica que desde esta fecha todos las reservas que se utilicen se harán de forma insostenible y, probablemente, degradando aún más los ecosistemas en el proceso.
Benjamín De Oto, Country Manager de Cheaf Chile, cree que la llegada cada vez más anticipada del llamado “sobregiro ecológico”, no sólo es preocupante, sino que debiera activar a todos los sectores de la sociedad para buscar soluciones a este problema: “Si consideramos que hace sólo 50 años el sobregiro recién ocurría en diciembre, entendemos que el modelo de desarrollo económico y, en muchos casos, de explotación de los ecosistemas ya no es útil a los desafíos de la humanidad, por lo que todos los sectores industriales debemos mirar nuestras prácticas y generar innovaciones que nos permitan combatir uno de los mayores problemas que enfrentará la humanidad en este siglo: la crisis climática y el uso indiscriminado de recursos”, asegura.
En el caso de la industria de la alimentación, es clave mirar diversos procesos que deben ser optimizados para poder corregir errores de modelo. “Hay errores tanto en etapas de diseño -por ejemplo, un alto uso de agua- pero también hay problemas en el tramo final. Es ahí donde aparece el desperdicio de alimentos y donde hay mucho trabajo por hacer”, explica De Oto.
Para Tamara Ortega, directora ejecutiva de Fundación Basura, es clave comprender que el desperdicio de alimentos es un problema tan grande que, si fuese un país, sería el tercero con mayor emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), convirtiéndolo en un aportante directo de la crisis climática. De hecho, según reportes del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente es responsable de hasta el 10% de las emisiones de GEI.
“Por supuesto que todo esto contribuye al sobregiro ecológico porque tenemos que considerar que éste implica que estamos consumiendo más recursos de los que la Tierra puede regenerar, mientras que con el desperdicio de alimentos estamos generando y produciendo recursos que van a ser enterrados, con los impactos económicos y sociales que esto conlleva”, aclara Ortega, quien añade que es fundamental entender que en este problema no sólo se considera el residuo de la pérdida de la comida, sino que también todos los procesos previos: uso energía para el transporte, el trabajo humano y por cierto el uso de recursos, como agua o nutrientes y sustratos.
“Cuando comprendemos que en Chile se desperdician 5,2 millones de toneladas anuales de alimentos, según un estudio de la Universidad de Las Américas, comprendemos que este es efectivamente un problema que nos convoca a todos, para buscar las soluciones”, complementa el Country Manager de Cheaf.
La directora de Fundación Basura estima que para resolver este problema, se debe avanzar de forma colaborativa y paralela entre los distintos actores de la sociedad, funcionando como un engranaje, ya que si un actor no contribuye, todos las otras acciones quedan desreguladas. “El Estado debe proveer políticas públicas adecuadas, por ejemplo, una ley de donación de alimentos como tal, que sea sencilla y eficaz, porque actualmente esto se hace en el marco de la Ley de Donaciones, la que al tener un carácter general presenta bastantes trabas. El sector privado, por su parte, debe aportar con innovación, recursos y tecnología para que esto funcione; y la ciudadanía debe empoderarse y hacerse cargo del rol que nos convoca”, sostiene Ortega.
Ambos especialistas concuerdan en que afortunadamente el país está avanzando en esta materia, ya sea desde Estrategias Nacionales para lograr reducir la pérdida y desperdicio de alimentos o el ingreso de soluciones que cubren esta problemática, generando además el interés de los ciudadanos. Sin embargo, Tamara Ortega considera que aún hay espacio para acelerar. “Si bien se están implementando diversas acciones desde los sectores público, privado y la sociedad civil, requerimos de más urgencia, sobre todo cuando entendemos que los impactos del desperdicio de alimentos a nivel económico, social, político y ambiental son muy grandes”, acota.
Coincide con este diagnóstico Benjamín De Oto: “Cada año vemos que el sobregiro ecológico ocurre de forma más y más anticipada. Y en el caso de nuestro país es aún peor, ya que Chile consumió todos los recursos que se pueden regenerar en un año en el mes de mayo. Esta situación no es sostenible y por eso todos los actores debemos actuar con sentido de urgencia. Desde el sector privado debemos avanzar de forma más decidida en generar innovaciones que permitan que todos los actores del sector puedan reducir su desperdicio, a la vez que los ciudadanos pueden participar en el rescate de esos alimentos”, puntualiza.
Acerca de Cheaf
Cheaf es una aplicación móvil que contribuye a reducir el desperdicio de comida. Su plataforma tecnológica le permite a supermercados, restaurantes y tiendas ofrecer sus excedentes, mientras que los clientes tienen la oportunidad de rescatar paquetes de alimentos con un alto porcentaje de descuento. Comenzó sus operaciones a mediados de 2020 en Ciudad de México y en 2023 inició su plan de expansión al resto de la región abriendo oficinas en Chile, país donde se ha enfocado en el segmento de supermercados y donde, en poco más de un año de operación ha logrado el rescate de más de 1.000.000 de kilos de comida. Cheaf es una alternativa donde comercios y consumidores participan para reducir el desperdicio de comida y la huella de carbono que esto genera.