Estos eventos impulsan la proyección de artistas nacionales, pero aún enfrentan desafíos como financiamiento, horarios poco privilegiados y una representación desigual de estilos musicales.

 

Los festivales de música más importantes en Chile, como REC, Viña del Mar y Lollapalooza, funcionan como una plataforma para la difusión de la identidad y diversidad musical del país. Estos eventos cuentan con la presencia de los artistas nacionales que les permite no solo visibilizar su trabajo que forma parte de la escena, sino también expandir su alcance a diversas zonas del país y la posibilidad de presentarse con públicos internacionales.

Estos espacios son claves para el crecimiento y proyección de la escena nacional, ya que la presencia de artistas chilenos brinda oportunidades para ellos y contribuye al enriquecimiento cultural. Así lo explicó la Dra. Natalia Baeza, Directora de Extensión Cultural y Universitaria de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), quien destacó que “esto se evidencia cuando comparten escenario con artistas internacionales, lo que representa una oportunidad para los músicos chilenos de generar colaboraciones. Además, permite la promoción del talento emergente, ya que, en muchas ocasiones, grupos o solistas chilenos actúan como teloneros”.

“Estos festivales ayudan a que artistas chilenos accedan a grandes públicos, permite una importante apertura para giras y festivales en otros países. Todo ello ayuda a contribuir a fortalecer la identidad musical chilena, pues muchas veces varias de las propuestas incluyen raíces propias del territorio chileno, fortaleciendo el patrimonio sonoro de la fusión musical”, subrayó la Dra. Baeza.

Ciudades creativas de la música 

De igual manera, los festivales y eventos en Chile han desempeñado un papel importante en el fomento de la innovación musical, especialmente en las ciudades creativas de la música reconocidas por la Unesco. La Directora de Extensión Cultural y Universitaria de la UCSC ejemplificó que “hay festivales como REC y Fluvial de Valdivia han apostado por artistas que fusionan el folclore con la electrónica, el jazz o el rock progresivo. Mientras que otros incentivan las participaciones en eventos como showcases (presentaciones en vivo donde artistas muestran su talento con varias bandas que tocan para productores o agentes), permitiendo consolidar un ecosistema de músicos de diversos lugares de Chile”.

Sin embargo, la participación de músicos chilenos en estos escenarios sigue enfrentando desafíos importantes. Al respecto, la Dra. Baeza señaló que “muchas veces sus presentaciones son relegadas a horarios menos privilegiados (muy temprano, muy tarde o choque con otro artista más popular), también enfrentan dificultades en financiamiento y producción, y aún existe una brecha en la diversidad de estilos musicales representados”.

“Es necesario ampliar la participación de artistas nacionales. A pesar de la riqueza artística del país, sigue habiendo una notable ausencia de músicos destacados. Es fundamental que los festivales otorguen mayor espacio a los exponentes locales, asegurando una representación más equitativa y promoviendo la diversidad musical chilena en estos eventos de gran impacto”, señaló.

Y aunque en los últimos años la proyección de los músicos chilenos en festivales ha mejorado, especialmente en ciudades como Santiago, Valparaíso, Concepción y Valdivia, la Dra. Baeza enfatizó que “aún se requieren mayores recursos para fortalecer el ecosistema musical y generar mejores oportunidades tanto dentro como fuera del país”. 

Oportunidad para la sustentabilidad

Además de su impacto en la escena musical, para la Directora de Extensión Cultural y Universitaria los festivales tienen además la oportunidad de fomentar la sustentabilidad mediante iniciativas concretas, como la medición de huella de carbono. 

En este sentido, el REC es el primer festival en Chile que evalúa su impacto ambiental, labor que realiza con el apoyo del Centro de Energía de la UCSC. Este año, la medición incorporará innovaciones metodológicas para obtener datos más precisos y diseñar estrategias efectivas de mitigación. Una de las principales novedades será la implementación de encuestas en terreno a los asistentes del festival, con el fin de conocer sus hábitos de sostenibilidad en movilidad, consumo energético, gestión de residuos y percepción ambiental. 

Esta medición de huella de carbono incluirá un estudio detallado del transporte aéreo de los artistas y su staff técnico, evaluando el CO2 generado por vuelos nacionales e internacionales, considerando variables como tipo de vuelo, distancia recorrida, clase de pasaje y número de pasajeros transportados. Estas mejoras permitirán no solo calcular con mayor exactitud el impacto del evento, sino también generar acciones concretas para reducir su huella en futuras ediciones.

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