El aumento del ciberacoso en plataformas como Roblox y redes sociales obliga a los padres a asumir un rol más activo: supervisión, conversaciones abiertas y educación digital son claves para resguardar a los menores.
Hace unos días detuvieron en California a un chileno que llevaba meses acosando sexualmente (“grooming”) a una niña de 13 años. La contactó por Roblox —un videojuego en línea muy popular entre escolares de hasta 17 años—, se hizo su amigo haciéndose pasar por otro menor y luego la extorsionó con material íntimo que ella misma le había enviado, según informó la policía local.
Estas historias son cada vez más frecuentes, pues los niños tienen un acceso creciente a internet y a plataformas de juego donde operan depredadores, abusadores y estafadores.
En Chile, los estudios muestran una prevalencia preocupante del ciberacoso en adolescentes. La Fundación Katy Summer, especializada en acoso infantil, señala que más de la mitad de los jóvenes de 15 a 19 años ha sufrido ciberacoso al menos una vez. UNICEF, en tanto, ha documentado que una parte importante de las agresiones ocurre en videojuegos y mensajería privada, lo que exige mayor mediación y control de los adultos. El problema es que muchos padres no conocen bien estas plataformas, lo que dificulta cumplir este rol de acompañamiento. Sin embargo, es una tarea indispensable: los niños en edad de formación aún no dimensionan los límites ni los riesgos a los que están expuestos.
¿Qué hacer para estar protegidos?
Desde Skillnest, la principal academia latinoamericana de formación tecnológica, señalan que entre las amenazas más comunes se cuentan las estafas en videojuegos, donde usuarios falsos roban credenciales o datos de pago mediante regalos o promociones; los adultos que se hacen pasar por menores para solicitar material sexual o encuentros; la sextorsión, que consiste en extorsionar a los menores con sus propias imágenes privadas; y el robo de credenciales mediante enlaces o descargas fraudulentas.
“Proteger a nuestros hijos en línea no se resuelve solo con instalar un software: requiere conversaciones abiertas, criterio y acompañamiento. Igual que enseñamos a no hablar con extraños en la calle, debemos enseñar a desconfiar de ofertas irreales, no compartir imágenes privadas y denunciar a tiempo”, señala Sebastián Espinosa, CEO de Skillnest.
Espinosa enfatiza que los adultos responsables deben involucrarse activamente, monitoreando las comunicaciones y el acceso de los menores a juegos, plataformas y redes sociales.
Para ello, entrega seis recomendaciones clave para minimizar los riesgos:
- Poner reglas claras sobre horarios, con quién se conversa y qué no se comparte (nombre completo, dirección, colegio, fotos íntimas). Idealmente, mantener acuerdos visibles en casa.
- Activar controles parentales y privacidad en consolas, móviles y plataformas. Revisar perfiles en modo privado y restringir mensajes de desconocidos.
- Establecer una “regla de no intercambio”: nunca entregar códigos, contraseñas ni datos de pago por “skins” o monedas virtuales.
- Conversar preventivamente sobre grooming y sextorsión: explicar que las imágenes no se recuperan y que la culpa nunca es de la víctima. Si ocurre, cortar contacto, guardar evidencia y denunciar.
- Aliarse con la escuela: pedir protocolos claros de convivencia y ciberacoso. Según la Superintendencia de Educación, una parte importante de las denuncias formales hoy corresponde a acoso digital, por lo que la coordinación colegio–familia es esencial.
- Detectar señales de alerta en casa: cambios bruscos de ánimo, aislamiento, secreto inusual con el teléfono o gastos digitales no explicados. Fomentar la confianza sin castigos automáticos.