Por: Milena Schublin Bisquertt, Máster en dirección y gestión de instituciones educativas. Universidad de Barcelona y estudios en la Organización de los Estados. Americanos (OEA) sobre calidad para centros educativos e Inclusión, Mediadora Familiar y Escolar,  Experta en Liderazgo e Innovación Chile y Latam.

Todos sabemos que el mundo globalizado avanza con gran rapidez, y los educadores debemos ir a su ritmo, con el fin de ir innovando y entregando herramientas a nuestros estudiantes, así como desarrollando en ellos un sinnúmero de habilidades y competencias. Educar a nuevas generaciones es un gran desafío ya que no solo debemos potenciar la construcción del saber, el aprendizaje y como se ancla y se consolida éste en el cerebro. Todo esto es lo que debemos equilibrar con los procesos biológicos y psicológicos de las distintas etapas del desarrollo.

En los últimos 10 años, los estudios y las evidencia que las neurociencias nos entregan han permitido grandes avances y certezas sobre como aprendemos. Los mecanismos cerebrales permiten no solo aprender, sino también desaprender y reaprender; otros mecanismos son los que permiten recordar y anclar la información en el cerebro, todo esto fortalece el proceso de enseñanza – aprendizaje.

Por estas y muchas otras razones los docentes debemos tener conocimientos sobre las características del funcionamiento del cerebro humano y de las implicancias de este en los aprendizajes y sus procesos, ya que debemos considerar a cada estudiante en su integralidad, ya que tanto la actividad mental y la cultural interactúan (Florez- 1995) en todo momento y no se pueden subdividir, ya que son una unidad constante y única.

Existe un desafío importante en cada proceso de aprendizaje y este es que la estructura del cerebro se fortalece con el ejercicio mental, es tan dinámico este proceso que cambia nuestro modo de percibir y comprender en todo momento, debido a que la precepción y la comprensión son tan fundamentales en el aprendizaje que es fundamental, que la motivación y su emocionalidad tengan un equilibrio para que la recepción de los aprendizajes sea más fructífera y duradera.

Tenemos todos el desafío de educar y formar de manera integral tanto en conocimientos, como también la emocionalidad de los estudiantes, debemos resguardar la convivencia entre ellos y así propiciar espacios de aprendizaje sanos y tranquilos para que cada integrante del aula se pueda conectar con el aprendizaje y a la vez pueda contarse con el aprendizaje de sus compañeros. La creatividad, el aprender a pensar y el desarrollo de la imaginación, sumado al desarrollo de la mentalidad de crecimiento, son habilidades importantísimas para que los procesos de aprendizaje sean exitosos y permitan experiencias enriquecedoras a todos favoreciendo así la plasticidad cerebral y el aprendizaje.

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